viernes, diciembre 19, 2014

Erwin


Hace un año a eso de las 11 de la mañana, saliendo del Banco de Reservas de la Isabel La Católica recibí una llamada del Arq. Francisco Mosquea preguntándome que le había pasado a Erwin, sorprendido le respondo que que pasaba con Erwin. Murió, me respondió laconicamente Francisco. Me quede de una pieza, anonadado y comencé a tratar de confirmar la noticia llamando a la oficina de  Erwin y su hijo Erwincito, no pude comunicarme. Al rato me llama Emilio Brea y me confirma la muerte de nuestro amigo ( meses después perdimos a Emilio también)
Erwin tuvo un infarto luego de discutir con un funcionario de Medio Ambiente donde había ido, por enésima vez, a tratar de sacar un permiso para poder desarrollar su idea de hacer un restaurante mas formal donde Emilio tuvo su Fuerte-Café  San Gil; en parte la incompetente burrocracia lo había matado...
A Erwin lo conocí primero como profesor en las aulas de la escuela de Arquitectura de la UASD y posteriormente, entre discusiones y confrontaciones, fuimos construyendo una bella amistad. Al final Erwin se constituyó en una especie de tutor para mi, tratando de aconsejarme en algunas decisiones importantes y animándome a hacer cosas. Esa disposición de Erwin se la agradecí - y agradezco-desde lo mas profundo de mi ser.
Erwin, sobre todas las cosas, fue mi amigo.

Erwin Cott con Silvia Arango que lee el acta del jurado de la VBienal de Arquitectura de SAnto Domingo. Al fondo los miembros del Jurado José Antonio Choy, Ricardo Legorreta y Miguel Angel Roca. 1994, Palacio de Bellas Artes.

Silvia Arango, Erwin Cott, Miguel Angel Roca y Ricardo Legorreta, deliberando sobre los premios de la  V Bienal.

Silvia Arango. ( fotos Víctor Durán)

Gran arquitecto, pocas veces se ha reconocido su talento en el diseño, el mayor reconocimiento de ese talento se hizo de manera privada y asombrosa por una de las intelectuales más sólidas de la Arquitectura Latinoamericana: Silvia Arango. Era el mes de noviembre de 1994, celebrábamos la V Bienal de Arquitectura de Santo Domingo, esta vez en el Palacio de Bellas Artes y Silvia venia como jurado de la confrontación, jurado que lo completaban Miguel Ángel Roca, de Argentina, José Antonio Choy de Cuba y Ricardo Legorreta, de México; este jurado ha sido el de más alto nivel profesional que ha tenido la Bienal de Arquitectura de Santo Domingo en toda su historia.
   
                                      
Arriba, Capilla del Orfanato de Haina. 1968, Cott y Gautier. Centro Maqueta del proyecto para el concurso de la Catedral de La Vega. 1970, Cott y Gautier.. Abajo Edifcio Shell CONALCO.  1970Cott y Gautier. Fotos Archivo Erwin Cott, tomadas de " Historia para la construccion de la arquitectura dominicana" G. Moré, editor. Grupo Leon Jimenes. 2008.
Como parte de las atenciones a Silvia, Erwin y yo la llevamos a hacer un recorrido por la ciudad de Santo Domingo, recuerdo que visitamos la casa Pichardo conocida como la casa Telefunken, de Guillermo Gonzalez, que estaba ya para ser demolida y terminamos en la capilla del Orfanato  de Haina de Cott y Gautier; cuando entramos a este impresionante espacio, de repente, Silvia comenzó a llorar, Erwin y yo la miramos asombrados y Silvia se excusó y nos dijo que ese espacio la había impresionado hasta las lágrimas. Creo que ese es uno de los reconocimientos más alto, original y sincero que alguna vez le hayan hecho a un Arquitecto.
Sus trabajos con Doi Gautier como el Orfanato o el edifico Shell CONALCO, en la Máximo Gómez, exploraron las posibilidades plásticas del hormigón armado y su proyecto expresionista con que participara en el concurso de Catedral de La Vega constituyen referentes importantes que demuestra la calidad de nuestro arquitecto.
Fue además un gran artista plástico y sus pinturas y dibujos así lo demuestran su última exposición en la Quinta Dominica de la Ciudad Colonial y estaba preparando una exposición nueva donde experimentaba con impresión digital para trabajar sobre la misma sus obras.
Siempre me contaba como pudo arreglárselas para ganar algún dinero cuando estudiaba en Roma pintando pañuelos para mujeres.
Fue el tercer presidente del CODIA y el primer presidente de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana, proyecto en el que puso mucho empeño y que ha sido injustamente mal valorado por las directivas posteriores de la SARD, sin embargo hizo mas que cualquiera para que ese proyecto fuese una realidad.
Pudiera escribir muchas cosas de Erwin pero la que mas me llena y la que apreciare siempre es haber sido mi amigo, un amigo de verdad!
Omar

6 comentarios:

Gustavo Luis Moré dijo...

Me emociona este texto; me uno a él con el corazón en memoria de un gran arquitecto dominicano y a un probado y solidario amigo.

Dejando una Huella dijo...

Onorio Montás, tuve la dicha de conocer a Erwin Cott Creus en 1967 trabajando en el equipo de apoyo en el inventario de la zona colonial de la ciudad de Santo Domingo y "Estudio de Revalorización de la Zona Histórica y Monumental de la Ciudad de Santo Domingo", logramos fraguar una gran amistad junto a Doi, al igual que con los demás arquitectos que laboraron en este importante estudio, al pasar de los años Erwin y yo mantuvimos una admiración reciproca durante todos esos años, la ultima vez que trabajamos juntos fue para la exposición fotográfica “Imágenes de Santo Domingo Antes y Después”, junto a los arquitectos Omar Rancier y Francisco Mosquea.
Erwin una persona que proyectaba una imagen dura y seca del germano Cott y el catalán Creus, solo era esa imagen misteriosa e introvertida que cubría un ser bondadoso y amable, ingredientes perfectos para ser como lo fue un gran amigo.

Incongruencias Chics dijo...

Omar, tu nuevo blog me llegó como un mensaje sin ruido, con la discrecion de algo agradable. Tus emotivas palabras me llegaron profundamente, como lo fue mi profesor Cott. Siempre hago la referencia de lo que significó para mi sus enseñanzas no necesariamente de arquitectura sino lo que debería ser un arquitecto. Para mi, es el profesor que quedó marcado en mi vida y hoy y... siempre honraré su nombre, su capacidad de hacernos ver mas alla de otros profesores. Sus palabras fueron las que me abrieron a una mayor perspectiva de vida y, hoy me uno a tus palabras... Gracias !

Victor Duran dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Victor Duran dijo...

Sin el menor ánimo de empañar este justo y emotivo homenaje que hace Omar a la memoria de un “icono de la arquitectura moderna dominicana”; palabras con las que, en cuerpo presente durante el sepelio, despedimos al maestro Cott, el arquitecto Bienvenido Pantaleón y quien suscribe, en representación de la directiva en funciones para ese entonces, de la Sociedad de Arquitectos (SARD), estoy obligado a comentar y precisar sobre un aspecto de este escrito que considero injusto e innecesario. Como secretario de actas que fui, de una directiva de la SARD identificada por Omar como “posterior”, desconozco totalmente acto o palabra alguna que hayan “injustamente mal valorado” al arquitecto Erwin Cott. Es al reves. En mi caso, fui alumno aventajado del profesor Cott en varias asignaturas, luego labore en su compañía por tres años y medio y, todavía cinco días antes del desenlace fatal, estábamos planeando una actividad académica más, de las tantas que habíamos realizado juntos. Cuando Cott me pidió formar parte de la plancha que el encabezaba para las elecciones de la SARD. Personalmente y de manera directa le dije sin titubear “que no estaba de acuerdo con la forma personalista como manejaba la Sociedad de Arquitectos”. Forme parte de la plancha encabezada por el profesor Bichara Khoury confiado de poder trabajar en el marco de una mayor institucionalidad, como resulto ser. La historia es conocida. Esta falta de institucionalidad constituyo ser la única crítica, (tímida por cierto) realizada por la nueva directiva al profesor Cott Creus. Después de todo, me agrado mucho que, Cott y Yo, como si nada haya pasado, almorzando juntos en IKEA el sabado 14 de diciembre planeábamos una peña entre arquitectos para hablar de arquitectura, que era su verdadera pasión. Victor Duran

Bichara Khoury dijo...

Al leer tu escrito Omar, y en el ánimo propuesto por Víctor Durán, se me ocurre que me gustaría que un amigo escribiera sobre mi, después de mi muerte, con similar pasión, aún a riesgo de que tanto sentimiento volcado permita que algún juicio objetivo se deslice bajo la puerta, como en tu emotivo escrito al referirte a “las directivas posteriores de la SARD”.
Bichara