domingo, mayo 14, 2017

A Don Víctor, con cariño, respeto y admiración.

A Don Víctor, con cariño, respeto y admiración.




Conocí a Don Víctor en mi segundo año en la universidad, era de los profesores que impartía Composición I. No tuve la oportunidad de ser su alumno y cursé aquella primera Composición con otro gran profesor, Doi Gautier, en ese momento Director de la Escuela de Arquitectura de la UASD. Sin embargo tuve la oportunidad de trabajar con el Arq. Víctor Bisonó primero en la oficina que compartía con los arquitectos Espaillat Nanita y Milán Lora, en la calle Arístides Fiallo Cabral, cerca de Bellas Artes en Gascue. Posteriormente mudó su oficina a la 27 de febrero y ahí tuve un tiempo en el taller. Eso fue a mediados de los años 70.i
 De las cosas que me llamaron la atención  en aquella oficina de la 27 fueron unas mesas de dibujo muy bellas que diseñara Don Víctor a partir de una plancha de plywood. Más adelante cuando montamos un taller de dibujo Miguel Bacó, Wie Jin Chiang , Manuel Pouerié y yo, en la Calle Julio Verne de Gascue, cercano al Palacio Nacional, traté de imitar aquella mesa con unos resultados más bien mediocres, casi aceptables.
Deje de ver a Don Víctor algunos años y ya en los años de Nuevarquitectura nos encontramos de nuevo, Don Víctor como Director de Patrimonio Cultural, Emilio y yo, como Nuevarquitectura, lo invitamos a un panel en el seminario La Arquitectura Moderna como Patrimonio Cultural, a raíz de la absurda y bárbara demolición del Hotel Jaragua. En aquel panel Don Víctor explicó su decepción por no haber podido detener la demolición. He contado anteriormente aquella historia, cuando Emilio le preguntó públicamente después de su participación, que por qué no renunciaba; la respuesta de Don Víctor, siempre tan caballeroso, fue contratar a Emilio como Encargado de Relaciones Públicas de Patrimonio.
Recuerdo un recorrido inolvidable que hicimos por el Icomos, creo, un fantástico grupo conformado por Eugenio Pérez Montás, el actual Ministro de Cultura, Pedro Vergés y su compañera, Don Victor, Prisco Blanchard, Risoris Silvestre, el Dr. Puig ,no recuerdo bien si participara Esteban Prieto y Emilio y yo. Al final de aquel recorrido, que incluyó La Vega, Santiago, Montecristi, La Isabela, Puerto Plata y Moca, terminamos en la finca de Moca de Don Víctor en una comilona pantagruélica y disfrutando de la belleza de sus caballos de pura sangre que califiqué en ese momento como “caballos Barbizon”. 
Tuve el honor de que la Fundación Erwin Walter Palm me  invitara a entrevistarle en sus conferencias de 12 Trayectorias y un  Camino.  Ahí nos conectamos de nuevo y pude hablar largamente con Don Víctor sobre su vida, su familia y sus sueños; conversación que me permitió hacer aquella entrevista en el edificio del Colegio Gorjón, sede del Centro Cultural de España en la Ciudad Colonial.
En esas conversaciones me habló de cómo conoció el país de niño viajando con su padre, militar, que movilizaba a la familia a cada puesto que le mandaba. Su experiencia como alumno de Guillermo González, de esa experiencia nos mostró una foto de Guillermo con sus alumnos, entre ellos Don Víctor.
Guillermo con sus alumnos. El segundo desde la izquierda es Don Víctor.

 Nos contó de sus estudios en Italia ( Plácido Piña siempre habla del “ Eje Italia” ese grupo de profesores de la UASD conformado por Rafael Calventi, Doi Gautier, Víctor Bisonó, que vinieron de Italia e influyeron en todo una generación de arquitectos) me habló de sus diseños, innovadores en su tiempo como la Agencia Bella, de la restauración de las ruinas de San Francisco, una de las intervenciones más sensibles en la Ciudad Colonial; pero de lo que más me habló fue de una de sus últimas obras, una pequeña cabaña en Jarabacoa de la que se sentía muy satisfecho.

La última conversación que sostuve con Don Víctor fue en el restaurante Boga Boga, al que me invitó a almorzar, y me contaba de lo preocupado que estaba con el hecho de que se estaba hablando de intervenir las ruinas de San Francisco y ni siquiera le habían llamado para consultarlo como Arquitecto Restaurador de las Ruinas. Me pidió que le averiguara en que estaba eso; cuando unos días más tarde llamé a Maribel Villalona para indagar porque no habían llamado a Don Víctor, me informó que ya lo habían llamado para consultarlo.


Quedamos de volver a reunirnos y varias veces nos cruzamos con la promesa de reunirnos y de ir a la cabaña de Jarabacoa. Hoy, sentado en El Palacio de la Esquizofrenia, frente a la Catedral, donde desayuno los domingos con Martha, un mensaje de Susy Gatón me daba la infausta noticia de la partida de Don Víctor. Ahora con una gran pena por la partida de un Maestro, de un gran hombre , quiero recordar  a Don Víctor Bisonó, el último habitante de mi Estrella Poblada.
Omar Rancier