Aquel viaje comenzó mal y terminó peor.
Hace seis años se fue, súbitamente, mi entrañable amigo. Se quebró en aquella recta infinita bordeando el lago con los
paisajes que tanto amaba de fondo. Quebrado voló por los aires y su alma voló más
alto aún.
Yo me quedé varado aquí abajo, perplejo, desnudo,
desgarrado, bruno, apenado. Atrabancado en un mundo que se me hace cada día más
pesado e injusto; lleno de gente con máscaras y ambiciones desmedidas. Cada
día la existencia se me hace más difícil sin su presencia reconfortante y
solidaria y mi corazón se va cansando en su latir cotidiano.
Me hace falta Pablo, mucha falta…
A Pablo Morel, a los seis años de aquel viaje.
OR