martes, febrero 21, 2012

Cuán público es nuestro espacio público: Golf en el Malecón




Una de las características del espacio público es el libre acceso.

Desde que se limita el acceso a un espacio , ya sea por pago de entrada o por membresía , el mismo pierde la característica de “público” y se entiende como un espacio privado que es usufructuado por un grupo de particulares, no importa que tan grande pueda ser este grupo, pues siempre el grupo que no puede acceder al espacio en cuestión siempre será mayor.

Se supone que el espacio público es además la expresión de la democracia urbana mas evidente.

Uno de los espacio públicos mas importantes de la ciudad de Santo Domingo lo constituye el paseo del Malecón, iniciado en los primeros años de la dictadura trujillista, enfrentándose el dictador a una rancia oligarquía urbana que era propietaria de los terrenos aledaños al mar.

Con el tiempo El Malecón se ha convertido en un espacio emblemáticos de la ciudad y el país, el espacio de celebración por excelencia a través de la historia moderna de la ciudad. Corsos floridos, desfiles militares, carnavales, la Feria del Merengue y cualquier otra celebración política o deportiva terminan o se realizan en este espacio maravilloso, cuyo paisajismo, sencillamente unas líneas  de palmas canas sobre le horizonte del Mar Caribe, es un poderoso ejemplo de lo caribeño.

Tantas cualidades en un frente marino siempre han despertado las  sueños de una ciudad mejor en un grupo y las ambiciones mercuriales o interesadas de los sicofantes de turno, en otro.

La franja costera del  Malecón, que es una zona protegida al estar declarada por la ley 305 del 23 de mayo de 1968 como Parque Nacional del Litoral Sur de Santo Domingo, es la gran ventana urbana hacia el mar Caribe, uno de los grandes aciertos urbanos de Santo Domingo, sin embargo no parece que las autoridades municipales entiendan el concepto de “Espacio Público” cuando se destapan anunciando que se ubicará una academia de golf en la franja costera, donde hoy funciona un helipuerto  abierto y donde hace algunos años se propuso una costosa estructura para un helipuerto turístico.

He planteado anteriormente que las propias autoridades son las que se descalifican como administradores del espacio público cuando insisten en traspasar su administración al sector privado, en otras palabras, cuando enajenan el  espacio, que debería ser de todos, a favor del capital privado. En el Malecón tenemos los casos de una serie de restaurantes que se han apropiado del frente marítimo frente a la Ciudad Colonial, otro restaurante, muy exitoso, que aprovechó la existencia de un cuartel policial en la franja costera para construir una edificación de dos niveles, la pista de go-cars, el helipuerto y ahora se pretende  construir una campo del deporte de campo mas elitista que existe ( averigüe usted cuanto cuesta un palo de golf!).

Así, poco a poco, dando pequeñas mordidas al espacio público, se va perdiendo la principal característica del paseo costero que tiene el Malecón: el que es un espacio de todos.

Me decía un buen amigo y funcionario municipal, que eso era para acercar aquel deporte al pueblo, y le contestaba que hay solo dos deportes realmente populares en el país: la pelota (beisbol) y el básquetbol y que con tal medida solamente limitábamos el acceso a un espacio que es publico por definición y que se pretende privatizar, me replicaba que el paisaje de un campo de golf embellecería la costa, y le decía que para embellecer no hay que tener un campo de golf sino la voluntad política de preservar el espacio publico para la ciudadanía, para TODA la ciudadanía y no solamente para los que juegan con la pelotita, que en el menor de los casos rompería muchos cristales de los vehículos que transitan por el Malecón.

Este seria otra muestra del síndrome de “bien muerto pero mal matado” de nuestro gobierno municipal.
OR