jueves, septiembre 04, 2008

Algunos olvidos en “60 Años Edificados, Memorias de la Construcción de La Nación”

Introducción a una reanudación

Plácido Piña me ha animado, con su excelente Blog, Arquitectura en Bici, a reanudar este intento de blog que inicié hace tiempo y que había olvidado hasta que Pla me hace la recomendación de que lo continúe.

Pues bien, luego de "punchar" unas teclas y buscar informacion ( se me habia olvidado como entrar a editar el blog) reanudo mi blog "Penelope" esperando que pueda servir de instrumento de difusión y discusión de la arquitectura y pueda responder a las expectativas que me comunicara el de la bicicleta.

Omar Rancier


En la magnífica publicación patrocinada por Industrias Nacionales CxA - INCA- y editada por José Enrique Delmonte con Emilio Brea, Risoris Silvestre y Gamal Michelén, nos sorprendió el hecho de que, a pesar de la minuciosidad histórica de su organización, algunas edificaciones paradigmáticas fueron olvidadas y otras manifestaciones menores incluidas.




Rápidamente y sin ninguna rigurosidad efemeridal, procedemos a señalar Algunas edificaciones que se olvidaron en el libro.

Iniciamos con el Pabellón Deportivo del Santo Domingo Country Club (1984), de Placido Piña y Harry Carbonell, quizás la muestra fundamental de la posmodernidad dominicana,donde las referencias cruzadas a las obras de los grandes posmodernistas norteamericanos (Charles Moore, Michael Graves) y las referencias humorísticas intencionadas, como la interesante escalera sobrio-borracho que baja a la piscina, se estructuran en una serie de espacios dinámicos pero a veces disfuncionales, conformando una obra potente y carismática.

Pienso además en la estación de servicios Texaco de la calle Leopoldo Navarro (circa 1970)de Manuel Baquero Ricart, una de las piezas brutalistas más bella de la ciudad, con una estética minimal que se resolvía en un muro ranurado perpendicular a unas delgadas bovedillas de hormigón, que fue mutilada para crear una discutible “imagen corporativa”

Los edificios Plaza Galván (1984) y Monte Mirador (1989), de la autoría de la oficina Alburquerque –Valdéz, el primero haciendo un intento de recoger referencias de las casonas en esquina de Gazcue, entorno donde se enclava la obra y Monte Mirador, logrando una conjunción referencial única con el espigón de la Bolita del Mundo de la Feria y trabajando una relación más sutil con el modulo del antiguo edificio de la CDA, que funciona como fondo contextual de este importante edificio de oficinas.

Otro de los olvidados es justamente el edificio originalmente diseñado para alojar la sede de la desaparecida Compañía Dominicana de Aviación (CDA) (1986), diseño de Fernando Ottenwalder y Pedro Vega, principal ejemplo del neo racionalismo en el país, definido por una rigurosa modulación estructural que domina su forma exterior y con un dinamismo interior único producido por un sorprendente giro en 45 grados de la estructura en el interior, Su emplazamiento en la esquina José Contreras con Jiménez Moya, deja una plaza , que fuera pública e intensamente utilizada por los vecinos y que hoy lamentablemente el Banco de Reservas la cerca por cuestiones de seguridad, que permite que la presencia de esta obra sea más cívica y vibrantemente urbana. Este edificio es ganador del Premio de la Segunda Bienal de Arquitectura de Santo Domingo.

En ese mismo entorno Igualmente olvidado ha sido la propuesta de Placido Piña para las oficinas de BanReservas (2000), con su referencia a Terragni y sus monolitos que hacen referencia a la película “2001, Odisea del espacio” de Kubrich.

Un edificio que se premia con el segundo lugar en la Segunda Bienal de Arquitectura de Santo Domingo, el edificio de Seguros Pepín ( 1986), autoría de Leopoldo Franco y José Mella, también es olvidado en la publicación de INCA, con su estética de articulación extrema neo racional y su impecable factura en hormigón visto.

Y dentro de las viviendas un olvido relevante es la finca La Cuaba (1997) del equipo de Yuyo Sánchez, Cesar Curiel con la colaboración de Placido Piña.

Diseñada como casa de campo, se recoge en su propuesta una serie de referencias a las viviendas del Caribe, sobre todo a las viviendas de las plantaciones caribeña, referencias que se identifican desde el emplazamiento definido por una avenida de palmas hasta el patio interior que permite organizar las dependencias de la casa, que se inserta en un paisaje bucólico tranzando un eje que va desde la entrada hasta el área de deporte a orillas de un arroyo.

Otra edificación omitida es el edifico VZ (1995) de Jordi Masalles. Ganador de un premio BASD, la edificación es una muestra interesante del “turning point” de la arquitectura de los ´90.

De las obras de Cuqui Batista, paradigma de la arquitectura de Santiago, aparece solo una en las páginas de la importante publicación y se quedan algunas realmente memorables como los edificios de los Bomberos y del Partido Reformista (circa 1970) .

Una obra que por su tipología debió considerarse en esta publicación es el Monumento en Capotillo de Rafael Calventi, resuelto a partir de la interrelacion ortogonal de grandes masas de hormigon que se implantan en un terreno rural que la aleja de las posible rutas para visitarla.

Igualmente se olvida la incidencia de publicaciones como las Hojas de Arquitectura y la efímera revista Arquivox del Grupo Nuevarquitectura, así como la importante publicación en internet que dirigió tesoneramente Carlos Jorge, Periferia, ( que aparece incidentalmente al citarse un articulo nuestro sobre Guillermo González) en el desarrollo de la arquitectura del país como espacios de difusión, critica y divulgación y no aparecen ni aun en la bibliografía consultada.

Entendemos que cada quien interpreta la historia de la arquitectura de acuerdo a sus propios principios, lo que permite esa discrecionalidad (una palabra odiosa en términos urbanos) en la selección de las obras, pero estoy totalmente seguro de que las obras que he señalado como olvidadas son fundamentales para entender esa misma historia. El hecho de que muchas de las obras que señalo como "olvidadas" aparecen en la "Guia de Arquitectura de Santo Domingo", de los mismos autores, es un reconocimiento a esa discrecionalidad historíco-crítica.

De todas formas consideramos esta obra, que se suma a un grupo de publicaciones importantes sobre nuestra arquitectura que se han editado en los ultimos años, es una obra importante dentro de la bibliografia, por demás exigua, de nuestra arquitectura y celebramos su publicación.