domingo, enero 08, 2023

QUERIDO PANTA:

 Querido Panta:

Nunca creí que escribiría estas líneas para ti y hoy lo hago muy triste porque te fuiste. Siempre te vi como una persona increíblemente optimista, como un profesional de gran capacidad y un profesor excelente. Como amigo, siempre presente, colaborador y cómplice.

 Nuestra amistad se remonta a los años de la década de 1980 cuando entré, invitado por Cuquito Moré,  a impartir docencia en la UNPHU. Desde el principio fuiste un seguidor de lo que hacíamos en Nuevarquitectura, y nuestra amistad se consolidó con la camaradería que construiste con mi otro cómplice ido, Emilio Brea, con el que ya estarás inventado hacer algo allá en mi Estrella Poblada, que es la de Emilio y ahora la tuya.

Siempre te interesó rescatar los valores y tradiciones y en la UNPHU fuiste del grupo que organizó el Festival de la Chichigua, que nace de una propuesta de José Mella en 1977, y ahí tengo tu foto con Freddy Beras Goico de cuando, con un grupo de entonces estudiantes de arquitectura, presentaste las muestras de las chichiguas en el popular programa El Gordo de la Semana en 1994. ¡Desde una época tan temprana te involucraste en el rescate de las tradiciones dominicanas!



El Festival de la Chichigua fue reditado por tercera vez en 2011 por el Comité de Egresados de Arquitectura de la UNPHU por tu iniciativa. Desafortunadamente hace unos años que no se ha vuelto a realizar. Creo que tenemos una deuda contigo y debemos retomar, en tu nombre, el Festival .




En el 2012 nos comentaste a Emilio y a mi sobre tu idea de hacer una pagina por internet para compartir imágenes históricas, la idea nos pareció fantástica y el 7 de septiembre de ese año pusiste la primera imagen de la página que, de nuevo, encendió la chispa del debate de ideas en arquitectura y  que se convirtió en indispensable para estudiantes, arquitectos, conocedores de la historia y para un público ávido de información sobre su identidad, sobre su historia y que atinadamente llamaste Imágenes de Nuestra Historia.

Ese mismo año y con el apoyo de la UNPHU, presentaste IDNH en la Bienal de Arquitectura de Santo Domingo y fuiste galardonado con el segundo premio en la categoría de Historia, Teoría y Critica de Arquitectura. En aquella ocasión los jurados valoraron el uso del internet y las redes para difundir la arquitectura. Aquello fue el primer reconocimiento a tu labor, emprendida unos pocos meses antes. Te copio lo que escribí en aquella ocasión:

“Eugenio Pérez Montás, Esteban Prieto, José Chez Checo y Virginia Flores que compartieron el primer premio en la categoría de Teoría e Historia, con la investigación de Melisa Vargas sobre la frontera, donde Bienvenido Pantaleón con su sección de facebook “Imágenes de Nuestra Historia” fue galardonado con el segundo premio, uno de los premios, debo confesarlo, que más disfruté después de todos los afanes del Panta.”



Si Panta, ese ha sido el premio que más disfruté, como he disfrutado todas y cada uno de los reconocimientos que has recibido.

Espero que se pueda editar el libro que tuvimos discutiendo en la UNPHU y aquel otro de que apenas comenzamos a dar forma con un equipo grandioso de arquitectos y publicistas.

Me siento muy agradecido de tu amistad y para mí ha sido un honor y una gran satisfacción las veces que me pediste que hiciera la presentación en alguna de tus conferencias y las veces que compartimos algunos jurados.

En tu otra batalla, como presidente por dos oportunidades de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana, siempre estuve a tu lado tratando de consolidarla institucionalmente y siento mucho que tus últimos planes no lo pudiéramos comenzar.

Cuando supe que enfermaste siempre creí que rebasarías todo, eres un luchador, y tienes una gran familia que comienza con tu esposa y compañera Claudia, batalladora de la fe y el optimismo, como tú y por tus hijos, que te convirtieron en un orgulloso abuelo doble y termina con tus amigos; pero parece que allá arriba tienen otros planes para ti. No te imaginas cuanto extraño desde ya tu risa, tu optimismo, y tu figura rubicunda y siempre de “punto en blanco” no la olvidaré, amigo.

Espero que estés carcajeándote con Emilio en esa Estrella que brillará por siempre en nuestros cielos.

Tu amigo que te quiere,

Omar.



Celebrando la vida, con Eugenio Perez Montas , su esposa Claudia y Omar.
27 de julio 2022. Construgala. 


miércoles, enero 04, 2023

GABINA

 

Gabina.




 

Se nos fue Gabina a habitar su Estrella, pero se quedó entre nosotros enredada en nuestros recuerdos y sentires. Gabina fue una mujer mágica que encantó todos quienes la conocimos con su energía empática, sus fotos de los niños del barrio, su sonrisa y su mirada aguda.

Madre de Miguel D. Mena y de Claudio a quienes crió contra viento y marea cuando la vida le mostró su cara cruel y tuvo que convertirse en padre y madre.

Nicolás nos llevó a conocer a Gabina, hace muchos años, cuando Miguel se interesó por lo que hacíamos Nuevarquitectura, y nosotros nos interesamos por lo que hacía Miguel, y supo, además, que éramos vecinos. En esa época Emilio Brea y yo tejíamos sueños en la oficina en la 27 de Febrero con Barahona, en los altos del Banco Popular, desde donde se veía la casa de Gabina, al lado de Las Yayas ese patio disruptivo de San Carlos que colinda con el Patio Azul ejemplos de la poética de Santo Domingo que construía Miguel.

En ese encuentro no faltó el cocido, caldo primordial para consolidar las amistades y del cual Gabina era una exquisita maestra. Desde ese día, el espeso caldo no faltó en los encuentros para celebrar los cumpleaños de Miguel y de Gabina, alguno otro encuentro navideño o con los amigos de Miguel, que son muchos. Recuerdo que más de una vez Emilio, en su sibaritismo gastronómico, compró los ingredientes para el cocido y los envió con Nicolás, para pasar luego -los dos- a degustar la delicia de Gabina.

Con el tiempo la amistad y el cariño, el respeto y la admiración por Gabina y Miguel fue creciendo, y cada encuentro con ella era una inagotable fuente de alegría. Su dinamismo nunca decayó a pesar de que sus rodillas se resentían de tanta energía.

Siempre le preguntaba a Nicolás por mí y no olvidaré la alegría con la que siempre me recibió en su casa, o con la que me mostraba sus fotos (cuando descubrió la fotografía  y se lanzó a sacar fotos de sus vecinos)  o cuando hablaba de Miguel.

Pude disfrutar con ella en su último cumpleaños, y doy gracias por su amistad y cariño.

¡Gabina fue una gran mujer, me entristece tanto su partida!

OR