martes, marzo 12, 2013

Recordando a Segre

RECORDANDO A SEGRE

A Roberto lo conocí personalmente a principios de los ’80 cuando vino a dar unas conferencias invitado por el Departamento de Arquitectura de la UASD,  se había ganado la beca de investigación Guggenheim y Luis Despradel, en ese entonces Director del Departamento de Arquitectura de la UASD me pidió que le diera una vuelta por la ciudad. En aquella ocasión le pedí a Placido Piña que nos llevara a ver el pabellón deportivo del Santo Domingo Country Club diseñado por Plácido con Harry Carbonell, pues Segre me había dicho que quería ver los proyectos posmodernistas dominicanos . Quería presentárselos a sus alumnos en Cuba. En aquella ocasión me llamó mucho la atención el interés de Segre por el posmoderno, sobre todo porque en sus conferencias había sido extremadamente crítico con esa tendencia; asi de entrada conocí la pasión y la complejidad de quien seria uno del grupo de nuestros amigos cubanos; el grupo lo completaban el Maestro Fernando Salinas, José Antonio Choy y Julia León su compañera y Mario Coyula .

Segre quedó seducido por el trabajo del Country y Plácido y nosotros a su vez por la personalidad y el conocimiento de este personaje, nacido en Italia, criado en Argentina, Cubano por elección y carioca por necesidad.

En ese primer viaje a Santo Domingo se consolida una amistad entre Segre y los arquitectos dominicanos, sobre todo, con Placido, Emilio, Cuquito, Toby y conmigo, una amistad que, con sus altas y sus bajas, se ha mantenido y se mantiene firme hasta la fecha.

Al conocer la muerte de Bob, el ultimo de los nombres artísticos de Roberto, me vino a la memoria de inmediato la imagen risueña de Fernando Salinas, el erudito y lleno de humor Arquitecto cubano, una de esos personajes inolvidables, ido ya hace muchas lunas y que conformara con Segre el dúo dinámico de la Arquitectura Cubana en los años 80 y  principio de los 90 , cuando muere Fernando.

Me vino también a la memoria aquel memorable debate que sostuvo con Mario Coyula sobre el programa de pintura de las fachadas de los edificios del Malecón de La Habana en el Tercer Seminario de Arquitectura y Urbanismo de las Antillas que organiza el Grupo Nuevarquitectura en 1991 en Santiago de los Caballero, donde Mayito le decía que los edificios se parecían al poloché color Peptobismol que vestía Segre. Después  el maestro puertorriqueño Luis Flores, miembro de ese fantástico grupo de arquitectos caribeños que se nucleó alrededor de las actividades el Grupo Nuevarquitectura formado por  Segre, Salinas, los Choy, Coyula de Cuba, Luis Flores, Emilio Martínez, Jorge Rigau, Tom Marvel, Manuel Bermúdez, de Puerto Rico, Serge Lechmy y Gustavo Torres de Martinica, Patrick Stanigar de Jamaica y  Jack Sansily de Guadalupe entre otros , le regaló un frasco gigante de Peptobismol a Roberto.

En la Tercera Bienal de Arquitectura de Santo Domingo y Primera Bienal de Arquitectura del Caribe en 1990, Segre y Conchita, su esposa tuvieron una participación principal, Segre con la publicación de un texto  que editó el Grupo Nuevarquitectura sobre el Caribe y Conchita con un curso sobre Artes.

Segre se mantuvo en contacto con todos sus amigos, las ultimas noticias de Bob las tuve cuando me mandara una entrevista que le habían realizado para que la publicara en PeNéloPe, y casi inmediatamente otro mensaje para que no la publicara pues no había obtenido el consentimiento de quien le hizo la entrevista. Asi era Roberto, siempre presto a colaborar en este ingrato tema de ser cronista  y critico de la arquitectura de su tiempo.

Cuando Cuquito inicio las publicaciones de los Archivos de Arquitectura de las Antillas (AAA) Segre contribuyó  con el articulo sobre la Primera Modernidad Cubana, en ese maravilloso primer numero, donde se publicó mi conferencia de Batman for Ever y el Faro a Colon. Segre se mantuvo como quizás el principal colaborador de Cuquito en AAA lo que le dio a la revista una profundidad conceptual  con una serie de trabajos de antología sobre la Arquitectura del Caribe.

Para mi es inolvidable aquella noche en Martinica, en el Segundo Encuentro de Arquitectura y Urbanismo del Caribe, en que Serge y Gustavo llevaron al grupo de los cubanos ( Segre, Salinas, Choy y los dominicanos a cenar a una crepería, la cara de asombro y diversión de Segre cuando Salinas, con el menú abierto, dijo “Chico esto se parece a un libro de Segre: uno lee y lee y no entiende nada!”- “Maestro! “ fue lo único que atendió a decir Roberto “ muerto ‘e la risa” como decimos en buen dominicano, ante la ocurrencia del rubio y risueño Fernando.

Fueron unos personajes espectaculares, con mas de 20 años de diferencia entre la partida de Fernando y este absurdo accidente de Roberto, los recuerdo a ambos con todo el cariño que cabe en un corazón caribeño!
OR