domingo, enero 27, 2013

Por la Animación de la CCSD y por Harold..


Los dos últimos sábados de este mes de enero del 2013, he disfrutado de un programa que luce muy interesante: la animación de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, que realiza el Ministerio de Turismo apoyado en el Programa  de Fomento al Turismo Ciudad Colonial del BID para la CCSD que coordina Maribel Villalona.

PRO DAN CO en El Conde

Primero, el sábado 19, fue el Grupo de Danza Moderna  PRO DAN CO , dirigido por Marianela Boan, que realizó un interesante performance a través de toda la calle El Conde desde el Parque Independencia hasta el Parque Colón; una presentación que resultó graciosa, creativa y divertida, pero que ante la ausencia de un guión lució asi mismo un poco desarticulada.

PRO DAN CO en el Parque Colón.
Le comentaba a Maribel que me hubiese parecido mas interesante si se articulaba la presentación con los edificios paradigmáticos de El Conde: el Copello, el Olalla, el Cerame, el Diez , el Baquero y la casa Plavime.

La Sinfónica Juvenil en el Parque Colón

El sábado 26, Dia de Duarte, el bicentenario de su nacimiento, se pautó lo que el Director de la Sinfónica Juvenil, Darwin Aquino, llama un FlashMob, un concierto de sorpresa en el Parque Colon, que fue todo un éxito y confirma de algún modo el potencial de la Zona como espacio vivo.

Foto tomada de Domincana on line
Esperando esta otra animación me senté con Martha en el Palacio de la Esquizofrenia y pensaba para mis adentros que a lo mejor me encontraba con Harold y de una vez por todas lo comprometía a que diera una charla en la UNPHU a la que teníamos nombre ; “La ciudad según Boquechivo”. Para mi sorpresa lo que recibí fue una llamada de Ylka Mendoza, quien entre sollozos, me informó de la muerte de Harold, y cuando los tambores de la Orquesta Sinfónica Juvenil comenzaron a sonar me acerqué para ver aquel reconfortante espectáculo de un grupo de jóvenes tocando alegremente en un plaza atestada de gente que aplaudía y seguía el compas de las canciones y temas que entonaban; una llovizna  repentina refrescó el ambiente y sentía que aquel concierto tan especial era para Harold, contertulio asiduo de la Zona y recordaba su sonrisa de dientes largos y los espejuelos oscuros cabalgando la nariz aguileña y mis ojos, como la tarde, se llenaron de agua que debió encontrarse, allá, con  las lagrimas de Boquechivo y Diógenes, esperando, como muchos dominicanos, que su humor, su inteligencia, su arte y su bonhomía no se apagaran nunca en nuestra memoria… pensé: “¡Que días estos los de enero, que siguen acumulando tristezas!”  y recordé aquel verso de Miguel Hernández:
“¡ Cuanto penar para morirse uno!”

Omar