viernes, mayo 16, 2014

Flores para Luis

La revista Arquitexto con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNPHU, celebraron un conversatorio en memoria de uno de los arquitectos caribeños y puertorriqueño de nacimiento más influyentes en del área del Caribe, promotor de una red de arquitectos en base a una relación de amistad y el mismo un gran amigo: Luis Flores.
Publico asistente al panel. en primera fila, Bienvenido Pantaleón, presidente de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana, Carmen Ortega de Arquitexto y Angel Giudicelli

Con la participación de un panel compuesto por Emilio Martínez  también un gran arquitecto caribeño de origen cubano y residente en Puerto Rico, Jordi Masalles, arquitecto caribeño dominicano y de ascendencia catalana, Plácido Piña representante caribeño de la Olímpica ciudad de La Vega y yo, caribeño de origen sancarleño, con la moderación de Michelle Valdez, caribeña dominicana hija y hermana de otros arquitectos dominicanos caribeños, todos amigos de Luis; con la participación de este grupo, repito, se recordó a Luis Flores , al arquitecto, al amigo, al promotor de la arquitectura del Caribe en un acto sencillo y lleno de calor humano, que fue transmitido a todo el mundo mediante un enlace de internet. En la Universidad de Puerto Rico se habilitó un aula para ver el evento a traves del enlace streaming.

La introducción de Michelle fue muy simple, Luis fue un maestro y tuvo la dicha de disfrutar sus enseñanzas y relató la maravillosa experiencia de alojarse en su casa y de usar aquel baño fabuloso que estaba en un jardín.

Emilio Martinez.
Emilio recordó al Luis Flores que como profesor le dijo una vez: " ¿se han fijado en el color de la casa de los jíbaros?” descubríendoles de repente , a un grupo de estudiantes todavia envueltos en las discusion del hormigon armado y del uso de los colores primarios del movimiento moderno, todo el universo cromático y maravilloso de la arquitectura caribeña .
Expresó, ademas, que aun disminuido de salud, siempre se presentaba en su oficina, que era vecina de la de Luis, con un nuevo proyecto y que le recomendaba  ya siendo su amigo y colaborador, que siempre tuviera flores frescas en su oficina.

Jordi Masalles y Plácido Piña.
Jordi recordaba a Luis como su gran maestro, que lo había conocido en el mismo salón donde celebramos el encuentro  y que lo empujo a ser mejor criticando, a veces muy duro, los proyectos que siempre pedía que le mostrara, y que cuando reaccionaba  le señalaba lo delicado que tenía la piel frente a las críticas y que debía desarrollar una piel de cocodrilo, pero que le inculcó la pasión por la Arquitectura del Caribe y con el cual cultivó una gran amistad, habló de lo espectacular que era su casa y la experiencia de usar un baño que era un jardín y que también el conoció .
Plácido durante su emotiva participación.
 La participación mas emotiva  fue de Plácido quien habló con una sensibilidad excepcional. Comenzó diciendo en broma que creía que el baño de Luis era suyo pero que ahora caía en que era un baño público, y luego siguió con la voz quebrada narrando su amistad con Luis, su emotivas palabras pueden encontrarlas en el Blog de Plácido  Arquitectura en Bici.
Por mi parte les dejo mis palabras.
Los interesados pueden ingresar al sitio de habilitado por ARQUITEXTO y ver el video del evento.
OR.


Las Flores en el corazón.
A Luis Flores los conocimos a finales de los años de 1980, a través de la presencia puertorriqueña en las Bienales de Arquitectura de Santo Domingo del Grupo Nuevarquitectura y a partir de ese momento, conjuntamente con Emilio Martínez, Jorge Rigau, Héctor Arce, Andrés Mignucci, Manuel Bermúdez, Enrique Vivoni, Sammy Corchado, Thomas Marvel, Ricardo Medina y muchos otros, se fue tejiendo una relación profesional y de amistad que se completó con Arquitectos de todo el arco de las Antillas y del Gran Caribe: Gustavo Torres y Serge Letchimy de Martinica, Salinas, Coyula, Segre, los Choy, de Cuba, Bruno Stagno de Costa Rica, entre otros.

Luis Flores en el centro de la mesa en la sala Max Henríquez Ureña de la UNPHU durante la celebración del Primer Seminario de Arquitectura y Urbanismo de las Antillas.
A la derecha de Luis, Toby Valdéz y Gustavo Torres, a  su izquierda Omar Rancier, en la primera fila están Karen la esposa de Luis, con el vestido rojo y Serge Letchimy con la mano en la cabeza.


En la UNPHU, Luis participó en varios talleres y seminarios, recuerdo tres: el Primer Seminario de Arquitectura y Urbanismo de las Antillas,organizado por Nuevarquitectura y los martiniqueños Serge Letchimy y Gustavo Torres, realizado en esta misma sala Max Henríquez Ureña en 1990, el Taller un Mejoramiento Posible, organizado por Ciudad Alternativa para proponer soluciones para los barrios de La Ciénaga y Los Guandules. En este taller participaron las escuelas de arquitectura del Politecnico de Milán, la Universidad de Puerto Rico, la Central de Colombia, la UNPHU, UNIBE, PUCMM y UASD, realizado en 1993. En aquel entonces tuve unas discusiones interesantísimas con Luis porque en ese momento explorábamos las posibilidades de lo que llamamos Urbanismo Fractal y Luis era partidario acerrimo de la cuadrícula.  El otro Taller fue el de Santo Domingo 2000, veinte años después y el Seminario La Ciudad de Todos  en 1995, donde se evalúo el impacto del Seminario Santo Domingo 2000 celebrado en la UNPHU en 1975. Ahí Luis compartió con Plácido y Toby Valdéz unas animadas sesiones de critica  a los proyectos.
Luis durante una sesión de critica en el taller Santo Domingo 2000, veinte años después.
Se pueden identificar a Marcos Barinas y Maribel Villalona de espaldas.

Luis, Toby y Plácido en una sesión de critica en Santo Domingo 2000, veinte años después, celebrado en la UNPHU en 1995.


Fue de los principales animadores de los Encuentros de Arquitectura y Urbanismo de Las Antillas, participando activamente en los mismos.

Hoy hablaba con Jaime Gracia y mencionábamos sobre todo su pasión por la Arquitectura y le decía a Jaime que Luis tenia la capacidad de ver lo bueno en aquellas cosas que entendíamos como malas, por ejemplo hablábamos del caos y el desorden de los mercados populares  sin embargo a Luis  le encantaban esos mercados porque para el eso era el Caribe.

 Cuando le enviara la foto que nos tomara Cesarito en 1990 con Emilio y Plácido frente a la entonces Galería de Arte Moderno, durante la celebración de la Tercera Bienal de Santo Domingo y Primera Bienal del Caribe,  me escribió un e-mail, al darme las gracias (“no tenia fotos con Plácido”), que no sabia que yo lo estimaba tanto.

Me viene a la memoria aquel memorable debate que sostuvo Segre con Mario Coyula sobre el programa de pintura de las fachadas de los edificios del Malecón de La Habana en el Tercer Seminario de Arquitectura y Urbanismo de las Antillas que organiza el Grupo Nuevarquitectura en 1991 en Santiago de los Caballero, donde Mayito le decía que los edificios se parecían al poloché color Peptobismol que vestía Segre. Después  el maestro puertorriqueño Luis Flores, miembro de ese fantástico grupo de arquitectos caribeños que se nucleó alrededor de las actividades el Grupo Nuevarquitectura formado por  Segre, Salinas, los Choy, Coyula de Cuba, Luis Flores, Emilio Martínez, Jorge Rigau, Tom Marvel, Manuel Bermúdez, de Puerto Rico, Serge Lechmy y Gustavo Torres de Martinica, Patrick Stanigar de Jamaica y  Jack Sansily de Guadalupe entre otros , le regaló un frasco gigante de Peptobismol a Roberto.

La Arquitectura de Luis Flores ha recorrido todo el repertorio del Caribe Español en búsqueda de una definición caribeña y lo ha hecho con una gran calidad y fortaleza conceptual.
Los trabajos del Tuque y la serie de Estaciones de Carros públicos son antológicos y representan ese intento continuado que ha realizado Luis Flores en su propia búsqueda personal de una Arquitectura que sintetice lo caribeño

Siempre decía que Luis tenia las Flores en sus camisas, además de su apellido, y ahora, cuando se ha ido, nos las dejó, a todos sus amigos, las Flores  en el corazón.

Omar Rancier
14 de mayo de 2014


1 comentario:

Marcos Barinas Uribe dijo...

Flores fue un gran hombre. Lo admiré mucho.

Mientras viví en Puerto Rico solíamos ir al Festival de Cine y ver una película tras otra sin descansar. También me invitaba a comer y ordenaba mi comida para poder probar de otro plato mientras comía del suyo.

Lo invitaba a los jurados de mis estudiantes y era todo un espectáculo. Todos se acercaban a ver los performances que hacía Luis cuando corregía un proyecto, era capaz de arrastrar su cuerpo sobre los planos de los proyectos que le gustaban. O sin tapujo alguno decirle a alguien que ese proyecto no servía ni para pasarselo por el culo. Y todo le quedaba tan natural.

Sus proyectos tenían un espíritu e imagino ahora que el suyo andará por ellos porque a ellos pertenece.

Las cosas que pude aprender de él no se reducen a orquestadas secuencias espaciales, rigor profesional ( del verdadero, del master builder), profundo conocimiento o responsabilidad por la ciudad. Heredé de Luis una pasión por este oficio extraordinaria.

Creo que le agradé, no fue mi profesor, fue mi amigo (sin que el supiera), y una vez le dije, en 1991, que cuando fuera grande quería ser como él, e hizo lo que siempre hacía, "partirse" cuando se sentía halagado.

Aún lo recuerdo cada vez que corrijo un estudiante, con la diferencia de que en este caso no puedo ser como él.

Honor a Luis.

Marcos Barinas