domingo, octubre 31, 2010

Eugenio Pérez Montás

Este lunes primero de noviembre la Fundación Erwin Walter Palm a las 6:30 pm en el Auditorio de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña termina su ciclo de 12 Trayectorias y un Camino con la participación del Arq. Eugenio Pérez Montás.
Este escrito es un testimonio muy personal sobre un personaje inolvidable.
OR



Eugenio Pérez Montás

Al Arq. Pérez Montas lo conocí primero por referencias de sus escritos en el desaparecido suplemento cultural de los sábados del periódico El Caribe y luego como parte principal de los Seminarios de Conservación y Restauración de Monumentos del ICOMOS, en esos momentos era para mi una persona lejana, una referencia relacionada con la zona Colonial.

Supe por Mamá, que la Madre del Arq. Pérez Montas y ella eran primas hermanas, pero nunca le hice la referencia al Arquitecto, aunque él siempre ha compartido conmigo documentos relacionados con mi abuelo materno Reynaldo Valdés y con el padre de mi abuelo.

Pérez Montás se convierte en una persona cercana cuando en 1981 el Grupo Nuevarquitectura y el Grupo de Estudiantes del Centro Javier, con el apoyo del CODIA, un CODIA diferente con Juan Díaz Paniagua como Secretario General , estábamos organizando el primer evento del Grupo llamado “Arquitectura Contemporánea en la Republica Dominicana” una exposición de Arquitectura, con un ciclo de conferencias en Casa de Teatro, que se constituye en la primera exposición de Arquitectura dominicana, anteriormente sólo se habían realizados los Expo Talleres de la UASD que se inician bajo la dirección del departamento de Rafael Calventi una década antes.


Invitamos a Eugenio Pérez Montás a que participara en el evento y sostuvimos una reunión con él en el local de Centro Javier, una apartamento en la José Conteras con Alma Mater. Recuerdo que me llamó mucho la atención un bello reloj con pulsera de concha que lucía en ese momento nuestro Arquitecto. Su participación en este evento le dio brillantez a aquel primer intento de llevar la Arquitectura al público en general y además publicó en el suplemento de EL Caribe un articulo, “Ecos de un evento sobre Arquitectura Contemporánea” donde reseñaba la actividad, de la cual dijo : “Se trataba de una revitalizante conversación sobre problemas generales que inquietan a jóvenes arquitectos de vanguardia. Un liderazgo latente y heterogéneo podía percibirse en la multitud”

Sentados de izquierda a derecha Eugenio Pérez Montás, Doy Gautier, Bichara Khoury y Juan Díaz Paniagua en el evento "Arquitectura Contempóranea en la República Dominicana" Casa de Teatro, 1981.


Posteriormente seguimos, a través del Grupo Nuevarquitectura y posteriormente con el CARIMOS y el ICOMOS, nuestra relación con Pérez Montás, una relación que ha ido fortaleciéndose en base al respeto mutuo y a la gran capacidad de enseñar de nuestro amigo. Debo confesar que en cualquier conversación que hemos sostenido con el Arquitecto hemos aprendido algo, además lo considero uno de los mejores conferencistas del país y es reconocido también como un líder entre los Arquitectos del ámbito de la restauración en el área del Gran Caribe.

El Arq. Pérez Montás con Galo Plaza. El Segundo desde la izquierda es el Arq. Manolito Valverde Podestá.

Nuestra relación se estrechó cuando él, conjuntamente con el entrañable Manolito Valverde Podestá, ido a destiempo, aquel que nos saludara a Emilio y a mi al arribar a una reunión social en casa de Esteban Prieto a la víspera de un viaje a El Portillo donde se celebraría una reunión del CARIMOS a principio de los años de 1980 diciendo jocosamente “Aquí llegaron los muchachos de Nueva Arquitectura, hay que estar bien con estos dos!”, nos confiaran – a Emilio y a mi- la restauración del Castillo del Cerro, la casa de Trujillo en San Cristóbal que el tirano nunca habitó.

En La Isabela, con el Dr. Puig, en la foto aprecen el Arq. Roberto Bergés y el Arq. Teódulo Blanchard.

Acucioso investigador, nos ha regalado con una serie de textos realmente exquisitos en forma y contenido. Sus libros sobre Las Casas Reales, la Colección de sus Artículos en El Caribe, el libro sobre el Ensayo Clásico y la monumental obra de “La Ciudad del Ozama” lo consagran como un gran escritor y un historiador de fuste de la ciudad, el último Cronista de Indias, como lo califiqué en la puesta en circulación de “ La Ciudad del Ozama” a finales del siglo pasado.

A Eugenio Pérez Montás le tengo un especial afecto y un respeto profesional muy grande, a pesar de nuestras diferentes aproximaciones ideológicas, porque ha sabido ser coherente en sus planteamientos y porque ha sentado cátedra de excelencia en las aulas universitarias, primero en la Universidad de Santo Domingo y luego en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, de la que es uno de los profesores fundadores.

Soy un gran admirador del Arquitecto Pérez Montas y reconozco que me siento honrado con su amistad y que ha sido para mi uno de mis dos personajes inolvidables – el otro es el Arquitecto Doy Gautier, aunque él no quiera creerlo.

Su manera de ser, elegante y precisa, sus gustos por la familia real inglesa y por algunas novelas de televisión han sido para mí referencias de su inmensa humanidad , una humanidad que lo hace al mismo tiempo Maestro, Historiador, intelectual, conferencista magnífico, restaurador consagrado y un ser humano sensible y admirable.

1 comentario:

Unknown dijo...

Corrían los años deñ final de la década de los cincuenta cuando me toco comenzar mi truncada carrera de arquitectura en la UASD. Eran años en que se respiraba un aire pesado pero los que comenzamos en aquellos años tuvimos la gran suerte de tener un staff de experimentados profesores y guías de excepción cual era el caso de Moncito, Andrés Avelino, el Padre Ferragud, Vargas Mera, "Reyito" con su mecánica endiablada, Pablo Martínez en la práctica de "calculo",Teofilito Carbonell,Rafael Tomás y tantos otros más que destacaban por su calidad humana. En ese contexto llegaron Eugenio Pérez Montás y Roberto Bergés, insuflando nuevas energías y afanes de innovación con experimentos y novedades como aquellas prácticas de dibujo de campo con la guía de un Jaime Colson y un Paul Giudicelli. ¡Qué dicha la de contar con un contexto didáctico similar!
Desde entonces tuve un gran concepto por la cultura y las actitudes académicas de Eugenio, amén de sus cualidades humanas cuyo ejemplo hubo de estimularme a intentar seguir la carrera en otras latitudes a pesar de no contar entonces con los medios apropiados. El Estado Italiano fué mi ancla de salvación y me encontré con oportunidades ensanchadas pero aún así siempre he pensado que la chispa del entusiasmo de Eugenio y Roberto fueron determinantes en mi período prodómico a los estudios que más adelante tuve la suerte de explorar e intentar asimilar.
Esa admiración la mantuve al punto de que, concluída la parte formal de esos estudios e intentando reinsertarme en mi medio, hube de recurrir a los consejos sabios de Eugenio quien se prodigó en indicarme vías convenientes para el ejercicio profesional.
Tengo desde entonces una especial vivencia de las energías creativas y culturales que este ha insuflado en varias generaciones de arquitectos dominicanos, destancandose en los más altos niveles de todo aquello que se ha propuesto llevar adelante. Por ello me complace y participo entusiasmado de este reconocimiento y homenaje que hoy se hace al Profesor Eugenio Pérez Montás.
Leopoldo Franco.-