martes, agosto 05, 2025

Mi ciudad, Santo Domingo.


 Mi ciudad, Santo Domingo.



Un 5 de agosto de 1498 se dice que Bartolomé Colón funda la villa Nueva Isabela en la margen oriental del caudaloso río Ozama. Los fundadores no se imaginaron nunca que a la vuelta de 527 años ese rudimentario asentamiento se transformaría en una ciudad de mas de 3 millones de habitantes que se asoman diariamente sobre el mar Caribe rumiando sueños, sorteando el sol que le da vida y la calcina y esperando, siempre esperando, que algún demiurgo la rescate y haga visibles sus espacios fascinantes.

Santo Domingo, su nombre definitivo que honra el padre del fundador, es esa ciudad del Caribe capital de un país que el poeta colocó en el trayecto del sol y que crece siempre en busca de una mejoría que viene y que va como las mismas aguas que bañan sus costas.




Ciudad mágica desde sus inicios, movida por hormigas o huracanes, construida primero de paja y luego de piedra;  que ha resistido el estertor de la tierra, el asalto de los piratas, los viejos y los nuevos, y la furia de los vientos. Que se ha consolidado como una ciudad moderna, con los avances modernos, con materiales modernos y habitantes modernos que no le interesa mucho la estirpe mágica de la ciudad y solo la ven como un espacio económico que hay que aprovechar, optimizar dicen a boca llena. Como llena esta la ciudad de gentes que la aman y la sufren, que la odian y la acunan, que viven sus espacios y, a pesar de todo, los disfrutan porque es una ciudad viva y vivaz, caribeña y tropical, con aire acondicionado o abanico, popular, marginal, rica, paleocibernética y esquizofrénica, como toda ciudad que se respete.

Esa es mi Santo Domingo.


OR