Hace una semana se terminó el XVI Seminario de Arquitectura Latinoamericana SAL XVI Santo Domingo 2015, con la participación de un nutrido grupo de arquitectos proyectistas e intelectuales, que abordaron el tema escogido para este SAL: El Archipiélago Latinoamericano: Tránsito del Sincretismo a la Heterotopía.
Para hacer una especie de resumen del evento le pedí a Marcos Blonda que me escribiera algo para PeNéLopE y Marcos nos ha regalado un bello texto donde expresa plenamente el contenido del SAL y lo hace con su habitual profundidad de erudito y con la delicadeza del escritor de estirpe.
El título, como se nota, Marcos me pidió que lo eligiera yo y traté de que respondiera al desarrollo que Blonda, teórico de fuste, amigo fiel y solidario, hace de una temática que, además, le apasiona.OR
Latino América: Del Sincretismo a la Heterotopía
Breve crónica de un gran Seminario.
En alguna página memorable Ernesto Sábato ha usado la expresión “el
paisaje inédito” para referirse a la impresión que la realidad americana dejó
en los primeros europeos. Alejo Carpentier por otro lado recoge en Visión de
América algunos cuadros de este paisaje.
América es una de las grandes aventuras de la raza humana, América
Latina es uno de sus capítulos más interesantes. Ya lo dijo Bolívar, “somos una
especie de pequeño género humano.” Hoy a 200 años de distancia de Bolívar América
Latina se sigue haciendo a sí misma. En ella conviven, todavía en relaciones de
dependencia y dominación, el blanco, el indio y el negro. Sigue siendo el
continente de las venas abiertas como denunciara Galeano hace casi 50 años. Parecería
de pronto que estamos de vuelta de un viaje hacia ninguna parte.
Octavio Paz hablaba una vez, en el curso de una entrevista de lo
inexplicable que resultaba el mexicano de hoy si no se apelaba al mismo tiempo
a Cuauhtémoc y a Cortez. Ese es, explicado de una manera sucinta el tránsito
hacia el sincretismo. En ese mismo México producto de Cuauhtémoc y Cortez que es el México de hoy,
en la capital del país, conviven a pocas cuadras grandes edificios con seres
humanos que no tienen acceso a los más elementales servicios. He ahí la
heterotopía. He usado el ejemplo de México, país-mundo como me gusta llamarle
pero vale para cualquiera de nuestros países con sus venas abiertas todavía
hoy, a medio milenio de distancia de la llegada de los europeos.
El sincretismo fue una constante de la colonización de América, el otro
fue la ciudad y ambos parieron la heterotopía. Cada fundación de los españoles
tuvo fuera su “pueblo de indios”, heterotopía primigenia si las hay. Esta
estuvo presente desde el primer encuentro entre europeos y pobladores de estas
tierras. Ese encuentro abrió el espacio
del otro y ese espacio se ha multiplicado en América Latina en formas y géneros
nuevos cada día. Mario Sabugo ha dicho
en el último día del SAL que estos espacios que se “salen de la cuadricula” no
son productos espontáneos y que además son: “fragmentos urbanos que se oponen a
las reglas generales de la organización de la ciudad.”
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Eugenio Pérez Montás, Ramón Gutierrez y Gustavo Moré |
Ramón Gutiérrez ha hablado en Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica de un fenómeno de trasplante cultural directo en la Española, donde no había una cultura tecnológicamente avanzada para aportar a la arquitectura europea. Caso diferente será el de México, es allí donde se producirá el primer sincretismo arquitectónico debido a la presencia de una civilización avanzada que a pesar de ello no resistió y fue derrotada.
Esta versión de este espacio de dialogo acerca de a la arquitectura de América
Latina ha venido al Caribe por tercera ocasión y a esta isla, Centro del Mundo,
donde todo empezó, por primera vez.
Hemos hablado de arquitectura, ciudad y territorio. Hemos discutido el
necesario tránsito del sincretismo hacia la heterotopía como realidades patentes
de nuestra América yugulada. Desde un principio se planteó el tema del Archipiélago
Latinoamericano y el Batey, espacio originalmente caribeño pero que a partir de
las relaciones de dependencia se reproduce, con otros nombres, por todo el
continente. Esta temática original se enriqueció con la dimensión sincrética, muy válida en
nuestra América.
Refiere Enrique Browne que Arnold Toynbee después de viajar por America
Latina dijo que si él fuese un latinoamericano que quisiese integrar todos
nuestros países lanzaría al mar las estatuas de los héroes nacionales y las
sustituiría con imágenes de la Virgen de Guadalupe y del Cristo de los Andes.
El SAL busca de esa misma manera lo que nos integra.
Ya dentro del seno del Seminario referir las ponencias sería tedioso y
haría de este texto un ejercicio de crónica trivial. Sin embargo algo hay que
señalar y creo que se encuentra contenido en las intervenciones de cada uno de
los que tomaron la palabra: lo heterópico trasciende a la planificación y al
mito del progreso que nos quiso vender como moneda de uso universal la
modernidad.
La heterotopía desgarra la realidad latinoamericana y a la vez la
recompone. Es, como ha dicho Eduardo Tejeira Davis, “difícil de clasificar y una potencial fuente
de ansiedad.” Pero también puede ser, como ha dicho en el ámbito del encuentro
Mizoocky Mota, una oportunidad. Y es cierto, la vida florece en todas partes,
aun en las más improbables. A lo largo de su convulsa historia América Latina
ha sido depositaria y generadora de una cultura rica que ha mirado siempre
hacia el futuro y ha producido una arquitectura memorable que ha sido en
algunos casos imitación de modelos foráneos y en otros compromisaria con esta
tierra desangrada y su gente.