Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los
hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no
quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman
porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de
dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima
ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que
ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como
viajan los cronopios.
Julio Cortazar.Cronopios y Famas
En unas horas Emilio sale a ponerse bien allende los mares.
Nuestros votos, pensamientos y oraciones van por él e invito a todos mis amigos
–nuestros amigos – a que hagan lo mismo.
Emilio sale a ponerse bien y tendremos mucho Emilio por mucho
tiempo.
No dejo de recordar aquel articulo sobre el congreso de la AIA en
Varsovia que publicara en uno de nuestros periódicos que una vez, antes que las
sociales y la farándula se lo comieran, tenía un suplemento cultural, y lo publicó
con una famosa foto donde decía algo como “… el de la gorra blanca es el
autor.” Aquel, y otros artículos, hicieron que Sheila, Edda, Manuel, Fátima,
Angelita, Nouris y yo decidiéramos invitarlo a participar en el Grupo Nueva
Arquitectura, como llamábamos al GNA antes que Emilio propusiera el
Nuevarquitectura actual.

La llegada de Emilio fue un catalizador y de repente el Grupo
estaba publicando artículos en los diarios nacionales y organizando eventos;
recuerdo cuando organizamos Arquitectura Contemporánea en la República Dominicana en Casa de Teatro
en 1981 y teníamos una ponencia, la cual escribimos a dos manos sentados en el
piso de la oficina del Papá de Edda (creía que era de Manuel, pero este me hizo la corrección) en la Pedro Henríquez Ureña en un verdadero “tour
de force”, asi salió aquel trabajo “El Trasfondo de las Transformaciones Urbanas”.
Esa dinámica permitió que cada día anterior a la publicación de la Hoja de
Arquitectura que el Grupo publico durante dos años semanalmente, nos
reuniéramos “ a ver que publicábamos” y siempre ocurrió la magia de construir una idea que presentar a los
lectores.
Actualmente trabajamos para sacar adelante la XI Bienal
Internacional de Arquitectura de Santo Domingo y Emilio ha desplegado toda su
actividad para revisar, corregir y
redactar lo básico para este evento.
La capacidad de trabajo, la inteligencia inquisitiva y la crítica
certera y honrada, han sido las banderas de Emilio, intransigente con sus
principios y sobre todo un gran amigo, un cronopio de rancia estirpe francomacorisana,
el orgulloso “hijo de la viuda”, que vuela, raudo, a ponerse bien.
Y aquí, todos, lo esperamos
de vuelta.
OR