Donde digo digo...
Foto tomada de internet. |
En nuestro país la norma es que no se cumplan las normas para favorecer
sectores económicos y políticos. Cualquier normativa que pretenda dar iguales
oportunidades a los ciudadanos, tratando de lograr ese concepto tan escurridizo
como es “la calidad de vida” colisiona siempre con los intereses de los que han
tomado el neoliberalismo como patente de corso para hacer lo que les de la
gana. A los que nos hemos opuesto a esta corriente nos han tachado,
peyorativamente, de “facultos”, “utópicos” y hasta de “radicales “ y “
comunistas”.
Ahora y producto de los reclamos de un grupo de vecino que entienden que un
proyecto de un Hotel de lujo puede
lastimar sus derechos y que denuncian que la construcción se ha iniciado sin
los permisos correspondientes y que el proyecto viola las restricciones
normativas de las altura, se pone de nuevo sobre el tapete el tema de las
regulaciones, planes y normativas. La práctica constructiva en el país permite
que muchas veces los proyectos comiencen sin los permisos aprobados. En este
caso, como en casos anteriores, el problema reside en que se quiere argumentar
la pertinencia económica del proyecto y ponerla por encima de las normativas.
Por eso resulta alarmante que una
asociación empresarial declare que apoya un proyecto turístico aun si no cumple
con las normativas urbanas, que en todo caso están por encima de cualquier condición
turística. Es lamentable que se argumente con la desagradable comparación entre hoteles y
centros educativos , poniendo por encima al derecho a la enseñanza el comercio
turístico. Y aún peor es que se sugiere
que la presencia del Presidente de la República sea un referente para violar
las normativas urbanas. Si ciertamente nuestra economía actual
depende en mucho del sobrevalorado “desarrollo
turismo” , el mismo no es ni será la panacea para nuestros problemas de
desarrollo y que además trae consigo muchos males sociales y
ambientales asociados cuyo impacto en la
sociedad y el ambiente dominicano no se ha dimensionado.
Resulta curioso que justamente en el momento donde por primera vez se hacen
grandes esfuerzos para dotar a nuestro país no solamente de un marco legal de
planificación sino también de un Sistema de Planificación; en un momento cuando
el país se prepara para participar el Foro mundial que realiza la ONU cada 20
años, Habitat III, y que plantea una nueva agenda urbana para tener ciudades
sostenibles, un grupo empresarial plantee apoyar un proyecto que no cumpla las
normativas, esto al margen de si se está tramitando los permisos, porque se está
hablando de una cuestión de principios.
Esta misma asociación ahora reconsidera lo que dijo anteriormente en un
ejemplo memorable del dicho de “ donde digo digo no digo digo si no que digo
Diego” pero la verdad es que, como dicen popularmente: “se les vio el refajo”.
No se puede seguir argumentando que las normativas deben cambiarse, violarse o
simplemente ignorarse por qué determinado proyecto supone una inversión,
rentable- of course-muy rentable, obviamente, que dará trabajo a no sé cuántas
familias sin tomar en cuenta que fastidiará la vida a otro número de familias
que tienen lo que se llama el “ derecho a la ciudad”.
La ciudad supone oportunidades,
entre ellas las oportunidades de negocios, pero sobre todas las cosas está ese
derecho a vivir en una ciudad sostenible, ordenada, compacta y ambientalmente
sensible. El derecho a los negocios de los grupos empresariales no puede darse
a costillas del concepto del “buen vivir”, el sumak kawsay[1]
como dicen los indios quechuas, que tienen todos y cada uno de los
habitantes de la ciudad, incluyendo a los promotores e inversionistas que de
seguro protestarían si en su hábitat se les quisiera imponer un uso inadecuado.
Creo que es prudente escuchar a los vecinos de este proyecto y es prudente
también que el Ayuntamiento clarifique sus normativas y que una vez formuladas
las cumpla. Creo todos tiene derecho a aprovechar las oportunidades que oferta
la ciudad, pero respetando el derecho de los demás.
Lo que ha venido pasando en esta ciudad de Santo Domingo, como en otras
ciudades dominicanas, es que se miden los proyectos con varas diferenciadas y
eso no hace ciudad y si la hace es más una pesadilla de ciudad que una ciudad
posible.
OR
[1] “La satisfacción de las necesidades, la consecución de una
calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable
de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación
indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir supone tener tiempo libre
para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades,
capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan
de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los
territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser
humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable
(tanto material como subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a
un otro)”. Plan Nacional para el Buen Vivir 2009 – 2013.Ecuador.
3 comentarios:
Excelente, buen aporte para un llamado a la conciencia urbana de la República Dominicana.
Excelente. Mientras la población no asuma la actitud necesaria en defensa de sus derechos, sera atropellada. Comentar sus expresiones solo constituiría pleonasmo. Lo felicito por la capacidad expositora y con ella la claridad de sus ideas.
Me parece!
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