miércoles, septiembre 08, 2021

El crecimiento de las ciudades y la seguridad alimentaria: El caso del Cibao Central.

 


El crecimiento de las ciudades y la seguridad alimentaria: El caso del Cibao Central.

Omar Rancier.


El estudio de la Oficina Nacional de Estadística -ONE “Expansión Urbana. Ciudades Capitales, República Dominicana.1988-2010” registra que el crecimiento de la mancha urbana es más rápido y no proporcional al crecimiento de la población. Eso significa que estamos consumiendo mucho más territorio que el que realmente necesitamos; estamos desarrollando el modelo de ciudad dispersa contrario al que recomiendan los organismos especializados que es el de la ciudad compacta.


Esta situación se complica, como nos muestra los mapas de la huella construida de Land Cover Viewer ( lcviewer.vito.be)  y de la Union Europea  de Global visualition ( ghsl.jrc.ec.europa.eu ), en las ciudades situadas en áreas con un terreno agrícola de alta calidad como es la zona del central del país, el Cibao Central, donde se asientan un grupo de nuestras ciudades mas importantes comenzando con Santiago, que es la mas grande de la red de ciudades que comparten el fértil valle situado entre la Cordillera Central y la Septentrional conocido como el valle del Cibao, y que completan San Francisco de Macorís, Moca, Salcedo y La Vega.

Hace tiempo venimos señalando el proceso de conurbación que se está desarrollando entre estas ciudades que, producto de su ingente desarrollo económico, han venido creciendo paulatinamente y ocupando, con urbanizaciones, las tierras de calidad agrícola que debieran preservarse para la producción de alimentos pero que se están sembrando de concreto. Esta situación es potencialmente grave porque, en un futuro cercano, puede poner en peligro la producción y el abastecimiento de alimentos para esa población que crece de manera incontrolable hacia territorios que debieran estar bajo una categoría especial de protección.

La conurbación que se da en esta zona presenta una característica diferenciada en el sentido de que la misma se va articulando en las orillas de las vías conectoras entres los centros urbanos y de ahí se va expandiendo hacia los terrenos agrícolas.

Si nos vamos de nuevo al estudio de la ONE, veremos que entre 1988 y el 2010 el área de estas ciudades ha crecido y la densidad poblacional se ha ido reduciendo, situación que desde el 2010 se ha acelerado, manifestándose en dos grandes zonas metropolitanas -Santo Domingo y Santiago- que consumen grandes cantidades de territorio consolidando el modelo de ciudad dispersa o desparramada frente al sugerido de ciudad compacta.

Los mapas de la huella urbana en el territorio nacional muestran con dramatismo como el valle del Cibao se ha ido cubriendo de asentamientos humanos producto de una combinación compleja de causas de diversas índoles. Las causas mas importantes serian tres: primero,  económicas, el crecimiento económico de esos asentamientos se expresa en un crecimiento poblacional y un consumo excesivo de territorios; en segundo lugar las causas financieras, para las agencias financieras resulta mas seguro invertir en nuevas urbanizaciones que financiar cosechas agrícolas y en tercer lugar la debilidad de gestión; los ayuntamientos carecen capacidad técnica y  de instrumentos de planificación que permitan controlar la expansión urbana indiscriminada.

De estas tres causas la que podría controlar el conjunto es la de crear capacidades de gestión en los ayuntamientos e implementar instrumentos de planificación que a través de normativas urbanas capaces de detener este proceso de colonización de los territorios agrícolas. El articulo 23 de la ley 176-07 de los municipios, les da potestad a los ayuntamientos de crear por ordenanza el límite de sus áreas urbanas.

Las delimitaciones urbanas dejaron de establecerse en el país alrededor de los años de 1980. Recuerdo cuando el límite  urbano de la ciudad de Santo Domingo hacia el este era la avenida Jacobo Majluta. Luego, en 1993, se formula el Cinturón Verde de Santo Domingo, uno de cuyos objetivos fue el de servir como límite urbano de la ciudad;  después este instrumento se dejó de utilizar y comenzó el proceso de desparrame urbano que se dio en esa década, un proceso que se incrementa en todas las ciudades cabeceras del país, como nos muestra el documento de la ONE.

Andrés Duany, uno de los mentores del llamado Nuevo Urbanismo dice en su Smart Growth Manual que el crecimiento de las ciudades es inevitable y lo que podemos hacer es organizarlo de la manera mas inteligente y propone reemplazar el concepto de no crecimiento por el de buen crecimiento. Estas ideas son más perentorias en zonas, como el valle del Cibao, donde se está en proceso de una expansión - conurbación hacia terrenos de la mejor calidad agrícola. En estos territorios es tan, o mas, necesario fortalecer las capacidades técnicas de las Oficinas de Planeamiento Urbano de los ayuntamientos, dotándolas de herramientas normativas y de gestión, como crear los espacios participación que, en ocasiones, podrían considerarse que asumen responsabilidades que son competencias de las municipalidades.

Hay que hacer un esfuerzo en diferenciar las acciones de fortalecimiento técnico de los ayuntamientos de las que tienen que ver con los espacios consultivos y participativos. Aunque ambas juntas constituirían la entidad ideal para la gestión del territorio hay que darle igual importancia y abordar de esta manera lo que Duany llama el crecimiento inteligente.

Existen instrumentos y metodologías para definir los límites  urbanos de estas ciudades en expansión del Cibao central, como la del crecimiento inteligente y los análisis en base al transecto urbano rural que plantean los nuevo urbanistas o la metodología desarrollada en la Dirección de Ordenamiento Territorial para definir los territorios rurales y urbanos, lo que falta es la instrumentalización de estas metodologías a través de normativas urbanas que definan claramente los terrenos urbanizables de los no urbanizables y establezcan, de acuerdo a las competencias que le da la ley a los ayuntamientos, los limites urbanos.

Definitivamente hay que fortalecer las Oficinas de Planeamiento Urbano de esas ciudades, dotarlas de instrumentos técnicos y normativos para que definan sus limites urbanos y de esa manera poder preservar los terrenos agrícolas  y asegurar un futuro sustentable.