Planificación y
Desarrollo.
Propuesta de las 5 Regiones Únicas de Planificación |
El territorio tiene
esos dos componentes que interactúan constantemente: el componente natural,
físico, ambiental y, si se quiere,
geográfico. Mensurable, cada vez con mayor precisión gracias a las técnicas
geomáticas; y el componente social, que es una construcción histórica que la
sociedad va realizando para tratar de adaptar la naturaleza a sus necesidades (
como sociedad no hemos aprendido aun que somos nosotros los que debemos
adaptarnos a la naturaleza) manifestado a través de las actividades económicas
y culturales.
A esos dos
componentes se le suma un tercer componente, el componente espacial, que es una
especie de subproducto del componente social que se manifiesta en los sistemas
de colonización del territorio que se da a través de los asentamientos humanos:
aldeas, poblados, ciudades y metrópolis[1].
El abordaje de los
procesos de planificación integrada debe partir de entender las dinámicas y la
interactuaciones de esos tres componentes. Y, también, de entender las
diferentes escalas en que se dan esas interrelaciones y sus responsables.
Se ha dividido el
territorio en tres grandes escalas de actuación: la escala nacional, la
regional y la escala municipal. De acuerdo con el marco legal existente, las
escalas nacional y regional, son competencias del Gobierno Nacional. La escala municipal
es competencia de los gobiernos locales. La provincia no existe como escala de
planificación, aunque la ley establece la conformación de Consejos de
Desarrollo Provinciales . Sin embargo, aún carecemos de un marco leal específico
para la planificación del territorio y aunque los proyectos de Ley de
Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo y la Ley de Regiones Únicas de Planificación
hace mucho están depositadas en el Congreso Nacional, los mismos no se han
promulgado y esto hace que la implementación de los instrumentos de planificación,
como el Plan Nacional de Ordenamiento Territorial y los Planes Regionales, no
se haya podido concretar.
Entender el
territorio supone entender que los proyectos de desarrollo se ejecutan en la
demarcación municipal, ya sea urbana o rural, pero también entender que estos
proyectos deben responder a unas políticas generales de escala nacional y
regional, que han de ser alimentadas a partir de las necesidades del territorio
en un enfoque integrado de abajo hacia arriba (diagnósticos) y de arriba hacia
abajo (políticas y planes)
He dicho en varias oportunidades, que en el
proceso de planificación o de formulación del Sistema, a menudo ponemos la
carreta delante de los caballos. No se han podido sacar las leyes de
Ordenamiento Territorial ni la de Regiones Únicas; tenemos sin terminar una
propuesta del Plan Nacional de Ordenamiento Territorial, que es un mandato de
la Constitución[2] y de la
Ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo y nos falta completar la propuesta
del Plan Regional de la Región Suroeste y de abordar los otros 4 planes
regionales. Se han dado los primeros pasos para el Plan Metropolitano de
Ordenamiento Territorial del Gran Santo Domingo y de Santiago, y se ha
planteado la formulación de un Plan Territorial Fronterizo, que constituyen
escalas supramunicipales. Sin embargo, se formulan Planes Municipales que
carecen de un referente en cuanto a unas políticas de planificación y
desarrollo tanto nacional como regional.
Ciertamente se han
realizados esfuerzos para ir subsanando esta situación, como lo ha sido la
elaboración de una Guía para la Formulación de Planes Municipales de
Ordenamiento Territorial, editada por la Dirección General de Ordenamiento y
Desarrollo Territorial (DGODT), actualmente Viceministerio de Ordenamiento
Territorial y Desarrollo Regional, con
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de varias guías para
la formulación de Planes Municipales de Desarrollo. Estos documentos tratan de
señalar metodologías de abordaje para que los gobiernos locales formulen sus
planes de acuerdo con unas directrices técnicas que, de alguna manera, cubren
la ausencia de las políticas nacionales y regionales, y permiten que los
municipios inicien sus procesos de planificación.
Actualmente y por
primera vez en mucho tiempo se ha planteado la territorialización de las políticas
públicas como estrategia para el desarrollo y para lograr ese cometido hay que
contar con los instrumentos de planificación de todo el sistema y no sólo de la
escala local.
Para que los
gobiernos locales vean reflejado sus proyectos priorizados, debe, además,
completarse el Sistema Nacional de Inversión Publica (SNIP), activando los
Consejos de Desarrollo en las diferentes escalas: regional, provincial y local
para que se prioricen de manera escalonada los proyectos de desarrollo
identificados a través de los planes de ordenamiento y los planes de desarrollo
y que los mismos sean incluidos por el Consejo de Gobierno en el Presupuesto
Nacional; de esa manera se concretaría la inversión en los territorios y se
generaría desarrollo.[3]
Es un buen momento
para retomar la formulación del Plan Nacional y los Planes Regionales de
Ordenamiento Territorial, incluyendo los Metropolitanos, y activar y recomponer
de una vez por todas el Sistema Nacional de Planificación.
OR
[1] Metodología
utilizada en el abordaje de los procesos de planificación desarrollada por
Rafael Emilio Yunén y Julio Corral, con técnicos de la recién creada, en ese
momento, Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial.
[2] Artículo 194 y 196 de la Constitución y 32 de la Ley de la Estrategia
Nacional de Desarrollo
[3] Ver Normas Técnicas Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP)
2.2.3. Composición del Sistema Nacional de Inversión Publica en el Marco de la
Ley 498-06.