lunes, marzo 08, 2021

RECORDANDO A DOI

El pasado viernes 5 de marzo, el Comité Dominicano del ICOMOS, dedicó la misa celebrada en la Catedral de Santo Domingo a la memoria del Profesor Manuel Salvador Gautier -Doi-fallecido el pasado mes de febrero de este año de 2021. En la misa leyeron sendas semblanzas de Doi el arquitecto Eugenio Pérez Montás y la Arquitecta Orquídea Martín quienes recordaron los aportes docentes, profesionales y humanos de esa figura que fue capaz de trascender como docente, como arquitecto diseñador, como arquitecto conservador y como escritor en el ámbito cultural y académico dominicano, dejando tras de sí una estela de realizaciones importantes y un grupo de agradecidos alumnos, de los cuales me honra ser parte, que aprendimos de él lo importante de que el conocimiento y la pasión se amalgamen en el proceso creativo. Gautier, eso lo he dicho muchas veces , incluso antes de su partida, fue "Mi Profesor" y mi personaje inolvidable. Su alto y quijotesco perfil con esa nariz quevediana, su voz grave y su mirada clara, me han acompañado en mi experiencia por la arquitectura y espero que me sigan acompañando siempre.

PeNéLopE presenta en esta ocasión las palabras de Orquídea, esa increible arquitecta, trabajadora y soporte invisible de tantos procesos en la Ciudad Colonial  y de Eugenio, El Último Cronista de Indias, dichas en el magnífico escenario de la Catedral de Santo Domingo en la misa celebrando su vida, como bien dice Orquidea.

OR





 Manuel Salvador Gautier Castellón


1 de agosto 1930 – 8 de febrero 2021


Estamos reunidos aquí por un acontecimiento muy triste para todos nosotros, la partida al cielo de nuestro querido amigo Manuel Salvador Gautier Castellón. Es la ley de la vida. 

Hoy clamamos mediante oraciones al Padre celestial para que ilumine el camino de ascensión de nuestro querido amigo Doi, no solo los miembros del Comité Dominicano del ICOMOS, sino muchos otros de sus amigos que han respondido al llamado del Comité para juntos celebrar su vida. Agradecemos su presencia. 

De ahora en adelante lo que nos corresponde, no es seguir llorando su pérdida, aunque este es un sentimiento que nos afligirá por largo tiempo, si no, mantener viva su presencia, manifestada en ese inmenso legado de amistad, de conocimiento y cualidades morales y humanistas que siempre le acompañaron y que supo compartir con todos nosotros.

Toda su vida fue un gran logro. Demostró ser una persona excelsa en todas sus actuaciones y en la gran cantidad de actividades que realizó. En todas se distinguió como el mejor. Y es muy satisfactorio saber que la sociedad supo manifestarle su reconocimiento a través de múltiples homenajes y premiaciones que él pudo recibir y disfrutar en vida y partir a lo Alto con la certeza de haber dejado un preciado legado que se continuará multiplicando a través de todos nosotros.

Sobre sus capacidades intelectuales y profesionales no es necesario repetir mucho. Todos los aquí presentes las conocemos muy bien y además se ha hablado extensamente de ellas en estos días póstumos: Doctor Arquitecto, de muy buen ejercicio y que supo transmitir sus conocimientos a los muchos estudiantes que pasamos por sus aulas; escritor de muy diversos géneros literarios, para disfrute de quienes lo leíamos, con una gran cantidad de excelentes obras, que fueron reconocidas con los más altos premios y publicó en prestigiosas revistas y otros medios; colaborador incansable y desinteresado de cuantas instituciones necesitaron de su saber y de su vasta experiencia. 

El Comité Dominicano del ICOMOS, del cual fue fundador, le agradece sobremanera la dedicación que mantuvo en todo momento con los objetivos y compromisos del comité y su ardua lucha por la preservación del patrimonio cultural de la nación. Fue mucho lo que aprendí durante mi experiencia en la vicepresidencia del ICOMOS, siendo él el presidente.

En el Fondo para la Protección de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, en donde el Arq. Gautier dirigió, conjuntamente con el Arq. Eugenio Pérez Montás, el Programa Especial de Obras, tuve la oportunidad de aprovechar su sabiduría desde el 2009 hasta el 2014, cuando se retiró para dedicarse a tiempo completo a la literatura. Dentro de este programa el FONDO llevó a cabo varias intervenciones en la iglesia de las Mercedes, de la cual él era su arquitecto conservador y por supuesto contamos en todo momento con su asesoría.

Siempre me impresionó su capacidad para trabajar en grupo y sobre todo para dirigirlos y muy especialmente esa actitud siempre presente de reconocer la autoría del trabajo de los demás.  

En sus últimos días aquí con nosotros, que nunca imaginé que lo serían, traté de hablar con él por teléfono, pero no fue posible, por una causa u otra. Me queda la pena de que debí insistir más.

Un fuerte abrazo con el alma, de parte de todos nosotros, querido Doi.


Orquídea Martín

Misa en su honor en la Catedral de Santo Domingo

El 5 de marzo del 2021.





LA ANTORCHA DE MANUEL SALVADOR GAUTIER

REESCRIBIENDO LA INTRODUCCIÓN A UNO DE SUS LIBROS

 

PALABRAS EN OCASIÓN DE LA MISA CELEBRADA EN LA CATEDRAL PRIMADA DE AMÉRICA, EL VIERNES 5 DE MARZO DE 2021, POR EL CAPÍTULO DOMINICANO DEL ICOMOS, CON MOTIVO DE SU FALLECIMIENTO.

 

La antorcha de Manuel Salvador Gautier está encendida porque fuerzas secretas han bordado  para él leyenda elaborada con agujetas de oro, hilos de plata y redes invisibles que el tiempo ha convertido en un sólido pentágono  de cristal.

 

Llegó a la arquitectura de la mano del duende de las matemáticas y la creatividad literaria, acompañado de un enano amigo de los adverbios y de un gigante que cargaba en sus hombros las metáforas.

 

La arquitectura, él lo supo, es por mucho, un universo lleno de astucias e imprevistos   que por su escala y sus complejidades se aprecia como la más sobrecogedora de todas las formas culturales existentes, donde para actuar bien se requiere poseer una formación humanística estructurada paso a paso; mucha  constancia y el don de percibir la realidad.

 

En cambio, su biografía intelectual es una colección de impulsos vocacionales conceptualizados, convertidos en literatura gracias a su vocación al relato llano, sazonado por una personalidad austera, generosa y segura, hasta el punto de eliminar su autoestima, la cual se diluye en provecho de quienes le rodean integrado al trabajo en equipo donde monta tanto el que viene, tanto monta el que va.

Estuvo presente cuando, al agotarse el racionalismo, se crearon en Santo Domingo las primeras escuelas de arquitectura.  Era difícil  entonces saber qué dirección tomar.  No era el momento para percibir la decadencia o percibir las vanguardias,  ni darnos cuenta cómo reemplazar lo que se estaba perdiendo.  Ocurrían demasiados eventos,  convulsiones inútiles que las fuerzas de transformación no entendían:

-      Eran tiempos de crueldad y ternura, mientras la sombra del antihomenaje se posó en la cumbre.

-      El poder regenerador en la creatividad estaba en la energía del sol.

-      Los rayos de las estrellas dinamitaban los conceptos orientados por los cánones de algunas líneas de pensamiento.

-      Un crítico de arte señaló entonces que todos se aburrían, y de allí salió el minimalismo (por no saber qué hacer).

-      El arte pop se convertía en vanguardia de sustitución, en vigencia conceptual, en manierismo que lo popular registraba como subsidiaria inteligente.

-      La arquitectura sobrevivió…crisálida…mimética…hasta llegar a la bienal adriática, filosofía neohistoricista gestionada por países grandes, globales y por arquitectos frente a una realidad de ciudad, segregada en barrios. 

 

Páramos sobreconstruidos; laderas sobrecargadas en la ruta de Petionville o de Caracas, Copacabana, y el Abanico de Herrera, tienen una contrapartida perversa de ciudades históricas, aquellas que contienen el sagrado privilegio del que se revela en la intensidad de los materiales  de construcción y el embrujo de la piedra vista en que Doi recita con su prosa singular así:

 

Fascina su textura, su juego geométrico, su color.

 

Aún tenía fresco el recuerdo de aquellas piedras talladas, expuestas,

porosas unas, lisas otras.

Amarillas algunas, grises o rojizas.

 

Sombras blancas, claroscuros imperceptibles de sencillez provinciana.

 

El embrujo de la piedra en vista multiplica el efecto estético de los

delicados arcos ojivales, de las poderosas columnas.

 

La bella arcada tallada con esmero, el portal plateresco, el matiz de la

piedra, el volumen preciso.

 

La antorcha de Manuel Salvador Gautier está encendida.