sábado, enero 31, 2009

Un Libro importante:
El Monumento a los Héroes de la Restauración. Historia y Arquitectura
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En diciembre del año pasado Edwin Espinal tuvo la gentileza, como siempre, de enviarme una copia de su recién publicado libro sobre el Monumento de Santiago, que editara conjuntamente con César Payamps y para la Secretaría de Estado de Cultura.
De pequeño formato, el libro hace un concienzudo recuento de la historia del monumento diseñado por Henry Gazón Bona en conmemoración a la llamada “Paz” de Trujillo y aupado por un extenso coro de genuflexos trujillista entre el que se destaca, como ideólogo, la figura de Mario Fermín Cabral, autor de la infame propuesta que le cambiara el nombre a la ciudad de Santo Domingo por el de “Ciudad Trujillo” a mediado de los años 30 del siglo pasado.
El trabajo de Edwin y César hace un recuento preciso desde la definición de la propiedad del terreno, el llamado "Cerro del Castillo", repasando todos sus propietarios hasta que se llega a la elección del sitio para el monumento.
Ciertamente el fuerte de la publicación es prácticamente la historia jurídica del proceso que culminara con la erección de este imponente monumento, lo que permite establecer correlaciones interesantes en términos de cómo se manejó la estructura judicial en épocas de la dictadura de Trujillo.
De una manera metódica y minuciosa se van despejando dudas en la definición de los terrenos y del desarrollo de toda la concepción y las vergonzantes adherencia a la idea de glorificar al Dictador con un monumento costeado, en parte, por los aportes de la burguesía cibaeña, como demuestra el libro de Edwin y Cesar, domeñada por la férula de quien nunca fue bien visto por los lares del Cibao.
Continúa con la historia moderna del monumento incluida, la cual rescata de un penoso olvido, la gloriosa batalla del Hotel Matum del 19 diciembre de 1965, cuando las tropas invasoras norteamericanas, conjuntamente con tropas leales al desaparecido e infame gobierno de Reconstrucción Nacional, emboscaron y trataron sin lograrlo, de asesinar al grupo de patriotas encabezado por el Coronel de Abril, Francisco Alberto Caamaño, hasta las travesuras de María , La Escaladora, culminando con el recuento de las remodelaciones de la edificación que concluye la realizada el año pasado.
Acompañado de una buena documentación fotográfica, histórica y contemporánea , nos quedamos, sin embargo, esperando esa misma minuciosidad en la parte concerniente a la elaboración del diseño y su gráficos , un diseño de gran fuerza simbólica en el paisaje de la Ciudad Corazón, que la marcó para siempre en su perfil urbano.
Emilio Brea, en su apretada reseña sobre las publicaciones de arquitectura en el país en los últimos años, aparecida en su columna de Clave Digital dice lo siguiente: “el de muy discreto formato pero de amplia honestidad intelectual, en la identificación de las citas producto de las investigaciones "Monumento a los Héroes de la Restauración. Historia y Arquitectura" (del aún joven doctor en derecho Edwin Espinal Hernández y fotografías del arquitecto César Félix Payamps Fernández, para la Secretaría de Estado de Cultura)” y ciertamente una de las características del texto es la profusión de citas que testimonian un arduo trabajo de investigación.

OR
Planos del Monumento. Tomado del libro " La Arquitectura Dominicana en la Era de Trujillo. Álbum No.1" Colección Henry Gazón Bona. Ingeniero Arquitecto. Publicada por sus discípulos y colaboradores. Impresora Dominicana 1949

sábado, enero 17, 2009

Hablemos Chino:

El Proyecto de CHINATOWN


El Barrio Chino fue una propuesta de GMR, Oficina de la Ciudad, el estudio de diseño urbano y arquitectónico que comparto con Pablo Morel y Luis Guzmán, con la colaboración de Roger Raffa, cuando nos contratara el Ayuntamiento del Distrito Nacional, hace 4 años, para desarrollar lo que llamamos el Paseo Comercial Duarte partiendo del concepto de diseñar un centro comercial abierto como si fuese un “mall’, un poco devolviendo la pelota a los centros comerciales cerrados que tratan, infructuosamente, de remedar el espacio público abierto.

La Oficina de la Ciudad entendió que había que reconocer ese espacio de cuatro cuadras entre la Av. Mella y la Av. México, donde se han instalado desde hace años un buen grupo de comercios de nacionales chinos; así las cosas planteamos que el único tramo del Paseo Comercial Duarte que tendría el pavimento de la calle de adoquines, fuese ese tramo de la avenida de manera que los chinos pudieran desplegar toda su parafernalia tradicional y milenaria en las fechas de sus festividades. Nunca se pensó en peatonizar el tramo.

El asunto de los parqueos – como el de colocar bancos a todo lo largo del Paseo Comercial Duarte – fue peleado por nuestra oficina y finalmente se impuso el criterio -¡oh Barcelona de mis lamentos!- de no colocar asientos, porque podrían ser secuestrados por buhoneros, ni permitir parqueos en la vía, porque se construiría un gran estacionamiento debajo del hoy remozado parque Enriquillo.

Posteriormente otras oficinas desarrollan los detalles del Barrio Chino, la Fundación Flor para Todos nunca respondió la propuesta de plan de manejo que le propuso GMR, Oficina de la Ciudad a solicitud de la fundación, a pesar, lo que tampoco han reconocido, de que le suministramos la base de datos arquitectónicos para el trabajo, un poco a lo Disney World, que se les preparara en el desaparecido CONAU.

Sin embargo el tramo de la Duarte que corresponde al Barrio Chino, ha sido la única zona donde los criterios que desarrollamos para todo el Paseo Comercial, como la incorporación de arte público y la arborización, ha sido respetada, el resto de la Duarte, se construyó sin siquiera la supervisión de nuestra oficina y cambiando algunos criterios y materiales.

Imagen tomada del blog de la Fundación Flor para Todos, Inc.

Con respecto al impasse actual con el asunto de los parqueos quiero publicar lo que le dije al Sindico Salcedo en una reunión que sostuvimos para otros asuntos y en la que estaban presentes el Arq. Cristóbal Valdéz y el Secretario del Ayuntamiento , Domingo Contreras, en aquella ocasión al preguntar el Sindico nuestra opinión sobre el asunto le dije que entendía que debía negociarse con los comerciantes del Barrio Chino, pues aunque se planteó desde el principio el concepto de no permitir parqueos en la vía esa disposición estaba sujeta a una oferta de parqueos públicos que aun no existe, le decía además, que ese tramo de la Duarte no tiene un gran volumen de tránsito y que eso se demostró porque cuando se permitieron los parqueos no hubo ningún problema en la zona, entiendo, continué diciendo, que el Ayuntamiento puede acordar cobrar una cuota por los parqueos y crear un fondo para invertir en la zona y podría experimentarse inclusive con parquímetros; finalmente le recomendaba que el Ayuntamiento sobre todo debía ser coherente con sus decisiones pues no era correcto que se fuera tan estricto en el Barrio Chino y a 200 metros calle arriba, los guagüeros hicieran lo que les daba la gana y el Ayuntamiento no tomaba carta en el asunto.

Duarte con París, foto de Juan Eduardo Almonte.

Estas mismas ideas las expuse en un coloquio organizado por Rosita Ng en el cual participaron además Emilio Brea, Amparo Chantada, José Chez Checo y Amado Hasbún entre otros, que se celebró esta semana en un restaurante chino del barrio de los chinos (populares y nacionalistas) que han hecho exitoso un espacio que estaba perdido en los umbrales de la Ciudad Colonial.

OR


miércoles, enero 07, 2009

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El Pintor del CONDEFoto Pablo Bonnelly.
Miguelín, como le dice Nicolás(*), siempre está escribiendo, desde Berlín, sobre la ciudad, sobre su ciudad, una ciudad que tengo el placer de compartir con él.
Estoy enamorado de esa ciudad, particularmente estoy enamorado de la Calle El Conde.
Un amor del negrito, porque ni la calle ni las autoridades, ni los mismos, calleconderos, escritores, poetas, pintores ni los mismísimos arquitectos, me hacen mucho caso; pero no importa, mi amor sigue ahi doliendo en cada paseo dominguero que hago por esa calle de mis amores.
Esta vez Miguelín, como le dice Nicolás, que ya no bebe vinopiña sino que se ha técnificado con los bipers etílicos, nos cuenta del pintor del Conde, Enmanuel, me dice Martha mi esposa, que es una de sus fans, que se llama ( lo supo por una entrevista que le hicieron en un programa de TV) aunque no se atreve a dejarse pintar.
Enmanuel es uno de los personajes del Conde que debiera inmortalizarse como hicieron los cubanos con el Caballero de París,( mira quien viene por ahí/ es el caballero de París, asi dice el danzón) quien tiene su estatua en la acera frente al convento de San Francisco en La Habana Vieja de Eusebio Leal, el Historiador de La Habana.
Miguelín, como le dice Nicolás, les envia a sus amigos un correo electrónico desde su www.cielonaranja.com, que nos atrevemos a reproducir, por aquello de nuestro amor por la ciudad y además porque hace tiempo quería publicar algo de Miguelín, como le dice Nicolás.
El correo viene con una bella foto de Pablo Bonnelly que muestra a Enmanuel caminando por un Conde húmedo y solitario, una imagen que podría leerse como triste pero que a mi me ha producido gran alegría ver que Miguelín, como le dice Nicolás, y mi gran y entrañable PabloB, se acordaron del Pintor del Conde.
OR
(*) Nicolás Davis, gran amigo mio y de Miguelín y Gabina, mecánico de profesión y bebedor de corazón, se encarga de mantener dañada mi camioneta entre otras cosas.


El Pintor del Conde

Miguel D. Mena

Cuando me miro en el mapa de Berlín me digo que no solamente vivo en la Torstrasse, a tres edificios de donde vive Win Wenders y a cinco manzanas de la tumba de Brecht, Hegel y Heinrich Mann, sino a cien metros de Gita, un ser quien a pesar de su minuvalidez enfrenta todos los climas berlineses en el portal de su apartamento, cerveza en mano y lanzando unos terribles estridencias si es que caras conocidas le pasan de largo y no se detienen para aportar a lo único que le queda, el beber, el gritar, el arrastrarse, para no precisa bendición de sus vecinos. Tengo diez años viéndola, y es como "Casa tomada" al reves, es como si en la calle ella fuese tan importante como los autobuses, los postes, la acera, el paquete de gente.
Cuando me miro en el mapa de Santo Domingo el Conde es casi lo inevitable.
El otro día le pedí a mis amigos unas fotos y gracias que aparecieron Pablo Bonnelly y Aquiles Castro en mi socorro.
Bien temprano y en un día de lluvia, el Pablo cruzó de San Pedro de Macorís a la Ciudad Colonial y tomó unas fotos bellísimas. En una de ellas, frente al Edificio Diez y ese poste de luz que según las leyes de la gravedad y los sistemas cartesianos que a veces sustentan nuestras ciudades -tal vez nuestro Santo Domingo no, porque como ustedes sabrán a veces escapamos de cualquier lógica-, algún se podrá caer, si es que algún soplo le da de frente, justo en esa esquina del Conde, salió este personaje, tal vez para muchos de ustedes bien caro.
Es un pintor. Siempre anda con el chorro de papeles y un tabaco de los tiempos de Concho Primo. Dice Carlitos Castro que cuando él no te dibuja, que él siempre está dibujando a la misma persona. ¡Ya le daría yo lo que no tengo para que me hiciera un retrato y tal vez descubrir en el mismo algo que me lleve al mismísimo código Da Vinci, que nada se puede dudar!
El pintor del Conde siempre está en el Conde. Todavía no habla solo, así que es de confiar. Su ámbito vital no son más de cincuenta metros: en e Conde, entre la Meriño y la Duarte. Ahí vive, malvive, ¿sueña?
El pintor del Conde tiene la magia de estar siempre al fondo, y también la de salir en todas las fotos de Conde cuando nadie está en El Conde.
En altas horas de la noche -digamos que a las 10, porque todo está bajando en Santo Domingo, hasta los ritmos del sueño-, hay que ver cómo el pintor del Conde comienza a sacar sus ajuares esenciales, tres o cuatros paquetes de cartones con los que irá armando su casa-dormitorio-cama-
residencia, en uno de los espacios del gift shop que queda justo frente a Helados Bon, al lado del Hotel Comercial.
Hacen 20 o 30 años en el mismo espacio estaba Papote, otro personaje de los años duros del antibalaguerismo, quien en sus momentos de locura o de lucidez gritaba cosas sobre El Moreno y sobre los gringos y sobre gestas que harían pensar que Troya o el desembarco de Dunkerke estaban cerca.
Siempre habrá gente a la deriva en el Conde, rostros zambulliendose con nuestros rostros, gente que se nos va hermanando sin que lo pensemos un instante, que de repente nos son necesarios, imprescindibles, tanto como el café servido por Abreu, los viejos dulces de doña María la turca, el mediopollo de la Cafetera, el calorazo de la Cafetera, el fantasma de Enriquillo Sánchez y de todos los exiliados españoles en la Cafetera, y de Cestero cruzando por la José Reyes y hablándonos de algún escandinavo que se interesó en sus cosas.