Santo Domingo 518 años: ¿Utopía o Distopía?
Bonyé. Ruinas de San Francisco. Homenaje a Pablo Morel. OR |
Hace 518 años, años mas o años menos, Bartolomé Colón recaló en la costa sur de la Española, en la ribera de un caudaloso río, llamado Ozama por los habitantes originales de la zona y le dio por fundar una villa que llamó como su padre ( o porque era domingo): Santo Domingo. A cinco siglos, dieciocho años y algunos días, la primera ciudad de modelo europeo de estas tierras que sus conquistadores llamaron “nuevo mundo”, la ciudad del Ozama, Santo Domingo, capital de un Estado conocido como la República Dominicana, que ha tenido tres procesos de independencia y ha sido invadida por los haitianos y dos veces por los norteamericanos, se levanta, con un atractivo skyline, sobre la costa del mar de los Indios Caribes con sus engañosas promesas de oportunidades.
Ciudad que aun puede ser considerada la ciudad que tipifica lo urbano en el Caribe, Santo Domingo es para mucho una promesa para, por lo menos, poder sobrevivir y para otros, la tierra de las oportunidades perdidas. Otros, por su parte la consideran la ciudad donde se puede hacer lo que les de la gana y otros, ingenuos soñadores, como yo, la entienden todavía como una oportunidad para organizar un espacio democrático, equitativo, plural y además bello.
Lo cierto es que las palabras que mejor califican a la Ciudad del Ozama probablemente sean palabras como caos, desorden, injusta y agresiva; todo esto producto de una gestión deficiente, discrecional y poco dada a cumplir las leyes. Sin embargo para los que creemos aun en la ciudad, Santo Domingo puede mejorar, lo que muchos entienden como una utopía utilizando el termino peyorativamente y equivalente a ingenuos o facultos, que somos aquellos que creemos en la planificación, en la participación comunitaria no populista ni pobrista, en el fortalecimiento institucional a través de cumplir y hacer cumplir las leyes. Eduardo Galeano comparaba la utopía con el horizonte, porque como este si nos acercamos dos pasos la utopía se aleja dos pasos también y concluía diciendo, “ la utopía sirve para eso, sirve para caminar". Soy un enamorado de la utopía en esos términos.
Cuando en 1516 Tomás Moro escribe su libro “Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía”, describe un gobierno ideal en una tierra que no existe (utopía) con un río llamado Anhidro ( sin agua), una historia contada por Hitlodeo ( el que habla a tontas y a locas) y califica una actitud que ha definido al ser humano siempre, la de imaginarse el futuro como un futuro mejor. Con la declaración del fin de la historia y de las ideologías realizada por los neoliberales en un mundo globalizado,se ha tratado de descalificar a la utopía y de rendir culto al pragmatismo. Los resultados están a la vista, en el mundo existen ahora más desigualdades y los nuevos paradigmas se articulan en figuras grotescas que ha su vez tratan de sustituir valores por dinero. Sin embargo mas que el pragmatismo lo que se instalado entre los milleniars es la distopía, que es lo contrario a la utopía, la idea que debemos reconocer un mundo deforme e injusto y seguir construyendo desigualdades que enriquezcan a unos pocos.
Santo Domingo es un buen ejemplo de distopía. El Gran Santo Domingo, para tener una idea de este transito hacia la entropía a que estamos sometido, crece desordenadamente el equivalente a casi nueve veces la Ciudad Colonial cada año; sin embargo creo que desde la utopía Santo Domingo ( y todas las ciudades dominicanas)se puede recomponer como una ciudad mejor, donde los espacios públicos no sean grotescas figuras de animales exóticos y su dotación sea adecuada y de una buena calidad de diseño, donde el tránsito se organice a partir de una visión de ciudad estructurada con un Plan integral, donde se respeten la normas y las leyes, donde se construyan verdaderamente oportunidades para todos, integrado todo esto en una visión de genero y en una verdadera gestión de riesgo que no permita asentamientos humanos ( ni escuelas) en zonas vulnerables, ni se use el turismo como patente de corso para agredir los ciudadanos con megacasinos rockeros. La nueva administración municipal de Santo Domingo espero que apueste por la utopía.
Por Santo Domingo yo apuesto por la utopía, y usted?.
2 comentarios:
...es una crónica que no resiste comentario alguno. Paso!
Muy bueno el análisis retrospectivo, como el epiteto de la ciudad desconsiderada que sueña con la grandeza viviendo en la miseria de un solo planeamiento insostenible.
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