Reflexiones desde la epidemia.
Siete bifurcaciones de la CCSD.
Omar Rancier
Borges , el memorioso, igual que Funes, escribió un cuento, bello, críptico, como todos sus escritos que tituló “El Jardín de los senderos que se bifurcan” una de las mas bellas analogías de lo fractal, de lo rizomático. La ciudad la leemos por bifurcaciones, por capas , por escalas. Así cada uno de nosotros posee “su ciudad” que es diferente a “la ciudad” que es de todos.
La mención de Borges, el memorioso, es porque veo a la ciudad colonial de Santo Domingo como un jardín de senderos que se bifurcan. Cada bifurcación, respondiendo a la dependencia sensitiva a las condiciones iniciales, conocida también como “el efecto mariposa”, termina en un lugar diferente, aun y hayan partido del mismo sitio. El numero siete, me pareció poético, a la manera de Eco, por todas las interpretaciones que tiene: los siete días de la semana, los siete pecados capitales, los siete colores del iris…
No existe mejor ocasión para una reflexión a futuro de un espacio como la CCSD, que una crisis sin precedentes, como la que padecemos hoy, producto de un asesino microscópico, el mismo que diezmó las fuerzas marcianas de “La Guerra de los Mundos” de HG Wells.
Repensar la CCSD como una ciudad real.
Últimamente se ha querido replantear la CCSD como un destino turístico, casi como un parque temático, cuando lo cierto es que la CCSD es eso, una ciudad. Es mas, es la primera ciudad de modelo occidental de América, germen de la actual ciudad de Santo Domingo y modelo de otras muchas ciudades americanas.
Segunda bifurcación.
Planificar para la gente.
La ciudad es para la gente que vive en ella y no para lo turistas. Siempre me ha resultado sintomático que todos los estudios sociales realizados sobre la CCSD, concluyan en que es necesario mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Una ciudad sin gente y con turistas es un parque temático, que se queda vacío cuando el visitante se marcha.
Tercera bifurcación.
No a la gentrificación.
La gentrificación es la ocupación de un sector desvalorizado por un grupo social de mayor poder adquisitivo que desplaza a los habitantes originales y mas pobres. Es un proceso que está ocurriendo en muchos centros históricos del mundo. Que son invadidos por hordas de turistas ansiosas de publicar su foto con los monumentos históricos detrás para lograr la aceptación social de personas que no conocen medida en numero de “likes”.
La practica del Airbnb tiende a expulsar a los habitantes mas antiguos de los centros históricos y tiende a deshabitarlos,
Cuarta bifurcación.
Definir e identificar los verdaderos recursos de la ciudad.
¿Cuales son los recursos de la CCSD, además de los monumentos? Creo que hay dos tipos adicionales de recursos: los ambientes urbanos, entornos, no necesariamente históricos en la acepción tradicional, que albergan valores culturales populares y modernos y el otro recurso, y el mas valioso, es la gente que vive en la CCSD, y llena sus ambientes durante todo el dia construyendo una cultura que se expresa en lo popular y folclórico, en la música y la gastronomía y sobre todo en su simpatía y empatía con la propia ciudad y con la ciudad otra.
Quinta bifurcación.
Rescatar la calle El Conde.
Dentro de esos recursos otros, se yergue majestuosa la calle El Conde. Calle de la Carnicería, por estar la carnicería municipal al lado del cabildo, Calle de Clavijo, por un maestro de ese apellido que tenia una escuelita en esa calle; Calle Real, Imperial, Separación. De los múltiples nombres que ha tenido esta calle, que biseca la almendrada zona, ha prevalecido el que honra la memoria de Bernardino de Meneses y Bracamonte, Conde de Peñalba, defensor de la ciudad y constructor de la Puerta de San Genaro, conocida como la Puerta del Conde.
Calle histórica e histérica que se ha ido vaciando de gente y llenando de comercios de dudosa reputación, con un grupo de edificaciones importantes de todas las épocas y una serie de edificios modernos de los mejores de la ciudad- de toda la ciudad-que se ha ido deteriorando a ojos vista sin que a nadie le duela. Una oportunidad para replantearse su rescate es esta pausa forzada que vivimos.
Sexta bifurcación.
Desarrollar un programa de incentivo de desarrollo económico social para los habitantes de la CCSD.
Cuando se habla de incentivar a la CCSD normalmente se habla de incentivar al sector empresarial privado, que no necesita tanto incentivo como lo necesitan los pocos habitantes que quedan en la Zona. Repensar la CCSD en tiempos del virus debería contener como uno de sus principales componentes programas de micro financiamientos dirigido a las asociaciones y microempresas comunitarias y proyectos de viviendas económicas que permitan mejorar la calidad de vida de los habitantes de la CCSD.
En el 2011 se lanzó AliarSe, un programa donde la Universidad d Puerto Rico, la Asociación Ciudad de Ovando y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña planteaban una asociación estratégica entre la comunidad, el sector privado y la academia exploraron diversas maneras de activar económica y socialmente la CCSD.
Séptima bifurcación.
Buscar un doliente por la CCSD.
La CCSD es parte del Distrito Nacional, pero es una parte especial, histórica. Es el germen de toda la ciudad. Sin embargo creo que no se la ha puesto la atención que merece, entre otras cosas, porque el DN tiene muchas urgencias y la CCSD es un de ellas. Por eso un grupo ha estado proponiendo que se le de a la CCSD una administración propia, un doliente.
Esto se ha discutido muchas veces y el principal argumento es que no debemos seguir atomizando el territorio. Y eso es correcto. Pero también es cierto que la CCSD necesita una atención especial y eso puede lograrse quizás, no convirtiéndola en un municipio histórico, que la desarticularía del Distrito Nacional, sino en un Distrito Histórico Especial, dependiente de la Alcaldía del Distrito Nacional pero con una administración propia.
El Dr. Balaguer fue el único de los presidentes que se ha interesado personalmente de la CCSD, hasta ahora, donde se le ha dado, de manera incorrecta, el manejo de la CCSD al Ministerio de Turismo, que la ve no como una ciudad histórica sino como una ciudad turística, que la desvirtúa.
Finalmente, creo que la crisis de la epidemia/pandemia, que ha convertido al mundo entero en el campo de batalla, económico, político y sobre todo mediático, entre dos potencias, presenta la oportunidad para, aprovechando esta paralización forzada, repensar la ciudad como concepto y en ella particularmente la CCSD.
Soy particularmente escéptico sobre el anunciado reseteo de la sociedad a raíz de la traumática experiencia del Covid-19, pues la desigualdad que caracteriza la sociedad pre-Covid-19, se ha manifestado dramáticamente en esta cuarentena, que no es igual para el chiripero que vive con su mujer y sus hijos en 20 metros cuadrados, que en nosotros, profesionales de clase media, que nos quejamos de no poder socializar como antes, pero que podemos guardar la forma de la cuarentena. Sin embargo, si creo que podemos aprovechar esta situación para replantearnos lo que estamos haciendo y como podemos mejorarlo.
Mi propuesta para repensar la CCSD la puedo resumir en estas siete bifurcaciones:
Considerar la CCSD como una verdadera ciudad y no como un parque temático.
Planificar para los habitantes de la CCSD y no para el turista.
Controlar la gentrificación.
Identificar los recursos reales de la CCSD mas allá de lo colonial o histórico.
Rescatar la calle El Conde.
Desarrollar un programa de incentivos para el desarrollo económico y social de la comunidad de la Zona.
Y
Darle un doliente a la CCSD.
(Presentado en el Webinar "El Centro Histórico de Santo Domingo en Tiempos del COVID-19" Organizado por el CODIA, la SARD, la UNPHU y la Fundación Walter Palm; el martes 21 de abril 2020.)
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